Cuando estábamos en el Cancho del soldado, miré con respeto al torrico de San Pedro y pensé: ¡Buff, que alto, quien puede subir hasta allí arriba!. Pero lo cierto es que, siendo tan representativo de nuestra tierra, merece la pena un esfuerzo. Se estudiará la posibilidad….. Florrr, cuchaaaa, pui por qué no subimos otro día? je, je.