No quedan, desgraciadamente, agricultores, pero sí el Santo y las ganas de fiestas. En Membrío, tenemos la suerte de que, ¡aún!, el politiqueo no ha taladrado el hueso del espinazo; tenemos una gracia infinita, y, con un caldero de carne al lado, somos capaces de danzar hasta la extenuación, haciendo escarnio, por un día, del espíritu maligno de las listas electorales. Con ésto me quedo.
Que paséis buenos días.
Que paséis buen día
Que paséis buenos días.
Que paséis buen día