Me pasaba de niña muchos ratos observándo como trabajaban y colaboraban; merecían todo mi respeto, por eso, si algún niño las pisoteaba, yo siempre me interponía. En aquellos años en el pueblo, con mi gente, se formaron los principales rasgos de mi carácter. No había vuelto a ver una veredita como ésta desde entonces... GRACIAS, Flordenora