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MEMBRIO: “UN PUEBLO QUE NUNCA SE ACABA”.- 84...

“UN PUEBLO QUE NUNCA SE ACABA”.- 84

Cuando se producía la bondadosa mezcla de olores con petición incluida.

Inconfundiblemente que estamos en Ferias. Antes… mucho antes del que “El Palacio” como lugar de Feria existiera, había que apresurarse desde por la tarde a coger mesa “para los Fuegos”, se decía. Al llegar la noche, como de la propia magia se tratara, “La Plaza”, se inundaba de olores y aromas: patatas fritas del “instalache” de “Los Morenos”, olor a limón estrujado del de el “tío Machado”, olor a café del sr. Manuel, olor a churros, que venía desde “La Soga de la Campana” de la “tía Hipolita”, que no sabemos por qué se le decía de ”La Pasana”, si Pasán era el tío Andrés. Ligero olor a vainilla venia por la vertiente Este, de los helados del tío Perico. No muy lejos la gente estaba entretenida con aquella dichosa rata amaestrada al lado de “La Columna”, que por Feria se cambiaba sus bombillas para que la luz apareciera, dentro de un artilugio con muchas salidas donde se apostaba… en vez en cuando sonaba disparos desde la cercana caseta de tiros. Ni que decir tiene que el olor a turrón y anís “envolvía” o tal vez embriagara. Empezaba la música desde “el balcón de los Macias”. La “orquesta Santos” hacía gala de su buen repertorio; mientras que la cerveza Gavilán, extremeña cien por cien, en bandejas volaban, junto a “la mirindas” y ls “citranias”, que también tenían sus propios olores como el propio tabaco que se fumaba. Hasta que llegaba el olor a pólvora, procedente de ”las ruedas”, cohetes y traca, que por todo era esperada. Entonces se cenaba después de “los cohetes”, no como ahora que se acercan a La Plaza y exclaman: “ ¡Ay…! ¿Es que ya han sido “los cohetes”? No… por ti van a esperar… les contestan. Por eso quizás ahora haya menos gente. Una forma de acabar con eso… dar una cena el Ayuntamiento. SALUDOS.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
ADP: anterior a la "Mirinda" era el "Orange". Pero yo me quedaba con las limonadas con hielo de Machado en la calursa noche membrillera. No recuerdo echar nada de menos. Lo tenía TODO. ¡Qué tiempos!