esta foto me hizo reflexionar hoy y buscando entre los escritos encontré este que hace tiempo despegue de un bloc.
lo que dejamos.
Es inevitable dejar personas atrás conforme vamos creciendo, viviendo la vida. ¿Quién no recuerda ese amigo que teníamos en los recreos del colegio, la chica que nos ayudaba en clase o ese compañero feliz que veíamos de vez en cuando? Son demasiadas cosas que dejamos atrás como para haberlas olvidado.
Parece ser que, conforme nos hacemos viejos, recordamos mejor lo que pasó hace décadas que lo que hicimos la semana pasada. Yo aún estoy en la fase contraria, pero la nostalgia se acerca. Es inevitable que nos invada esa sensación de “echar de menos” muchas cosas que ya no podremos vivir más.
Es la cruz de la vida, la parte oscura de la felicidad que nos colma cada día. Tu también has dejado por lo menos a una persona atrás, esa persona con la que tanto disfrutabas y ya no puedes volver. La gente cambia, esas situaciones que se vivían hace décadas ya no se repiten. Es típico perder el contacto con alguien, por ejemplo un compañero/a de clase, y luego retomarlo y ver que las cosas ya no son iguales. La inocencia no es la misma, las gracias ya no se repiten porque el paso del tiempo nos hace más serios, quizás más coherentes.
En algunos casos, ni siquiera conseguimos retomar el contacto. Ese amigo que estaba ahí o esa chica con la que tanto te reías ya no está. No encuentras su perfil en las redes sociales, no tienes amigos que le conozcan, no tienes su móvil, y sencillamente es como si hubiera desaparecido del mundo. Es triste, pero creo que es lo normal, es imposible tener siempre cerca a todo el mundo que nos ha caído bien alguna vez. Solo nos queda la esperanza de que estarán bien y los recuerdos, que a veces nos hacen reír o llorar, pero para eso sirven al fin y al cabo. Son una esencia de las personas guardada en frasquitos en el archivo gigante de nuestra mente.
lo que dejamos.
Es inevitable dejar personas atrás conforme vamos creciendo, viviendo la vida. ¿Quién no recuerda ese amigo que teníamos en los recreos del colegio, la chica que nos ayudaba en clase o ese compañero feliz que veíamos de vez en cuando? Son demasiadas cosas que dejamos atrás como para haberlas olvidado.
Parece ser que, conforme nos hacemos viejos, recordamos mejor lo que pasó hace décadas que lo que hicimos la semana pasada. Yo aún estoy en la fase contraria, pero la nostalgia se acerca. Es inevitable que nos invada esa sensación de “echar de menos” muchas cosas que ya no podremos vivir más.
Es la cruz de la vida, la parte oscura de la felicidad que nos colma cada día. Tu también has dejado por lo menos a una persona atrás, esa persona con la que tanto disfrutabas y ya no puedes volver. La gente cambia, esas situaciones que se vivían hace décadas ya no se repiten. Es típico perder el contacto con alguien, por ejemplo un compañero/a de clase, y luego retomarlo y ver que las cosas ya no son iguales. La inocencia no es la misma, las gracias ya no se repiten porque el paso del tiempo nos hace más serios, quizás más coherentes.
En algunos casos, ni siquiera conseguimos retomar el contacto. Ese amigo que estaba ahí o esa chica con la que tanto te reías ya no está. No encuentras su perfil en las redes sociales, no tienes amigos que le conozcan, no tienes su móvil, y sencillamente es como si hubiera desaparecido del mundo. Es triste, pero creo que es lo normal, es imposible tener siempre cerca a todo el mundo que nos ha caído bien alguna vez. Solo nos queda la esperanza de que estarán bien y los recuerdos, que a veces nos hacen reír o llorar, pero para eso sirven al fin y al cabo. Son una esencia de las personas guardada en frasquitos en el archivo gigante de nuestra mente.