MEMBRIO: Buenas noches y que la vida os atalante, como dice...

En cualquier lugar, en cualquier época del año, el amanecer es el intervalo que va del silencio al bullicio. También en el medio urbano rural.

Salvaterra do Extremo es una pequeña localidad portuguesa, encaramada en un risco en la raya con Cáceres. Antes del alba, no aún de noche pero sí temprano (*), las calles empedradas están en silencio. Poca luz y el despertar de algún gallo. A estas horas, con el cielo ya clareando hacia levante, el paisaje sonoro es un telón vacío.
Un telón en el que dan las primeras puntadas los pájaros de la mañana. El más madrugador es un colirrojo tizón. Le sigue, silbando, algún estornino negro. Y un bando de gorriones que despiertan en un árbol.
Madrugar no significa perder las buenas maneras. Unos pasos y un intercambio de saludos.
Desde hace semanas toda la península es tierra de paso. Bandadas de aves viajan de norte a sur, hacia sus áreas de invernada. En cualquier lugar, a cualquier hora, las aves migrantes se detienen a descansar. La mayoría de las golondrinas ya deberían haber cruzado el estrecho, pero algunas rezagadas chillan y crepitan en los cables del tendido eléctrico de Salvaterra.
Sube la luz y sube el tono sonoro; el vacío del alba se va rellenando con nuevas voces. Pasa de largo el tintineo de las esquilas de un rebaño de cabras, con todo un largo día de campo por delante.

Al fin, un bando de aviones comunes que viene de no se sabe dónde, se posa en unos cables y la luz rojiza del amanecer proyecta sus sombras contra los lienzos blancos de los muros. Pronto daran las siete desde el reloj de la torre.

Pronto estaran aqui los sonidos del otoño, que no son pocos, y a su vez os ATALANTE.
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Buenas noches y que la vida os atalante, como dice el amigo Falco, al que me ha dado alegría de verle hace unos días.
Estamos de vuelta tras haber pasado la estancia veraniega, en nuestros pueblos, como dice F. Falco, pasamos del sosiego al ajetreo diario, pasamos del bullicio veraniego al silencio del invierno, ya se han recogido las sillas del fresco, ya se quedan las calle solas, ya hemos emigrados los emigrantes por vías distintas, ya solo quedan algunos jubilados rezagado, que aprovechan para apreciar el sonido del silencio.
Amigos, que la vida os sonría y os de, muchos veranos. saludines