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MEMBRIO: Pasamos por días de tiempo revuelto. En tan solo unas...

Pasamos por días de tiempo revuelto. En tan solo unas horas la atmósfera y el aspecto del campo pueden sufrir grandes cambios. El mal tiempo maltrata a los árboles de hoja caediza que de un momento a otro, sacudidos por el temporal, pueden perder todo su follaje. Pero a la vez favorece a las coníferas, cuyas copas oscuras brillan con lustre, mojadas por los chaparrones. En los campos, nieblas y escarchas blanquean los amaneceres.
Todos estos cambios vienen impulsados por el soplo del viento otoñal.
Hay cuatro fases, cuatro momentos típicos de estos días en que el otoño entra de verdad, climatológicamente hablando. Y como el tiempo, los animales tambien estan revueltos.
Noche clara, de luna alta y cielo despejado. La bóveda celeste parece una campana de cristal bajo la que no se mueve una gota de aire. Noche serena por la que se propagan las ásperas roncas de los gamos, en su fase final del periodo de celo. Una forma como otra cualquiera de cortejo entre sexos.
Amanece, ya estan las primeras heladas. Mañana muy fria y un alto índice de humedad son suficientes para teñir de blanco los campos. El gran cristal del cielo nocturno se ha fragmentado y cubre la tierra con millones de diminutos cristales de hielo.
Pero incluso sobre esta atmósfera y paisaje inmóvil algo se agita a lo lejos: una bandada de aves, grajillas, chovas y alguna corneja ponen sus gritos negros sobre el blanco paisaje, y rompen el silencioso amanecer.
A media mañana el viento empieza su faena, la de remover la masa de aire quieta y traer agua. El cielo está bajo, encapotado por las nubes. Un viento racheado arrastra a las hojas secas por el suelo, sacude a los árboles, que gimen en todos los tonos de la escala de los vientos. Haciendo equilibrios, pasa una bandada de herrerillos, los capuchinos y los comunes.
Una vez cumplida su misión, agitada la atmósfera, el viento calma y los chubascos violentos dejan paso a una lluvia suave, larga, prolongada, que empapa la tierra, rellena los manantiales, da vida a los riachuelos y charcas, que muchas sevirar de dormideros para los alados que nos vistaran durante el invierno, y empieza a preparar el campo para una siembra todavía muy lejana.

QUE LOS VIENTOS OTOÑALES EN LAS DEHESAS OS ATALANTE.