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Estamos en plena temporada de invierno, llegan los primeros frios y a las que les gusta el frio son las aves nocturnas. En plena noche, bajo las heladas de diciembre, y principios de enero las llamadas de los búhos se propagan por la atmósfera inmóvil. Y entonces la oscuridad parece aún más fría. Los primeros en intervenir son los búhos reales; pero en unas semanas empezarán a ulular los búhos chicos, los cárabos y los mochuelos boreales; estos últimos sólo en los valles del norte, donde los bosques son pequeñas extensiones de la taiga boreal.
Aún falta, pero no mucho, para que por las dehesas y olivares se escuchen los maullidos de los mochuelos y los silbidos, como sorprendidos, de los alcaravanes. Y ya dentro de poco no habrá ruina, campanario o granero en el que no rechinen las fantasmagóricas lechuzas. Queda bastante aún para que los chotacabras lleguen a la noche.
La temporada de las nocturnas es, pues, bastante larga. Tan larga como la de quienes año tras año salen a escucharlas, encuadrados en el programa Noctua de SEO/Birdlife. Noctua arrancó hace ya años y en la actualidad reúne las observaciones de 700 observadores, ornitólogos profesionales y aficionados, que cartografían y hacen el seguimiento de las poblaciones de aves nocturnas por todo el territorio nacional.
Lejos, en la orilla de un embalse, se escuchan los trompetazos de las grullas, inquietas en su dormidero, serán los telones de fondo contra los que destacarán los silbidos agudos, aflautados, de doble nota, de los autillos venidos de África. Todo eso será allá por las noches cálidas de abril.
QUE LA VIDA NOCTURNA OS ATALANTE..
Aún falta, pero no mucho, para que por las dehesas y olivares se escuchen los maullidos de los mochuelos y los silbidos, como sorprendidos, de los alcaravanes. Y ya dentro de poco no habrá ruina, campanario o granero en el que no rechinen las fantasmagóricas lechuzas. Queda bastante aún para que los chotacabras lleguen a la noche.
La temporada de las nocturnas es, pues, bastante larga. Tan larga como la de quienes año tras año salen a escucharlas, encuadrados en el programa Noctua de SEO/Birdlife. Noctua arrancó hace ya años y en la actualidad reúne las observaciones de 700 observadores, ornitólogos profesionales y aficionados, que cartografían y hacen el seguimiento de las poblaciones de aves nocturnas por todo el territorio nacional.
Lejos, en la orilla de un embalse, se escuchan los trompetazos de las grullas, inquietas en su dormidero, serán los telones de fondo contra los que destacarán los silbidos agudos, aflautados, de doble nota, de los autillos venidos de África. Todo eso será allá por las noches cálidas de abril.
QUE LA VIDA NOCTURNA OS ATALANTE..