“AYER POR TODO EL DÍA… OCURRIÓ” 10. IV Parte.
La verdad sea dicha… nos “enfurece” oír cuando visitamos un lugar con las mismas o parecidas características de nuestro pueblo en sus fiestas y eventos, la misma frase: “ ¡Ay… esto lo podíamos hacer nosotros en nuestro pueblo! Vamos a ver alma cándida (cándida quiere decir: sencillo, candoroso, sincero, de buena fe, ingenuo, incauto… nada peyorativo), no es que nos gusta lo MODERNO, lo INNOVADOR y lo que se repite viejo y caduco. A ver en que c. quedamos. Y nosotros decimos: ¿es que no podemos conjugar, aunar lo antiguo con lo moderno? Se seguimos así, pronto y a este se nos olvidará de dónde venimos. Seamos más consecuentes.
Es lo mismo que pasará en estos días venideros de semana Santa –pasa todos los años- alguien a nuestro alrededor comentará lo de las “MATRACAS” por Semana Santa; pero sin darle la “matraca” a nadie como sonará lo que ahora mismo nosotros estamos haciendo. A ver si “LOREN/LOLI” son capaces (esta pareja lo consigue todo) si no este año… al que viene en poner en auge algo tan bonito que se perdió… y “Ayer por todo el día… ocurrió”.
En la iglesia había cuatro matracas de grandes dimensiones, que era preceptivo de ir los monaguillos y recorrer las calles AVISANDO de las horas de los “OFICIOS”. A la comitiva se unían otros muchachos con sus respectivas matracas, ¡quién no ha tenido ninguna matraca de su propiedad…! Era fácil de tener; ya que en los diversos talleres de carpintería del pueblo que existían, te las hacían, iba después a la fragua y las “asas” te la ponían. Y para que fueran más ruidosas… se clavaban donde el asa daba… clavos de anchas cabezas. Ni que decir tiene que en la Plaza y en el “Rellano de la iglesia” principalmente tenía concursos en los que se dilucidaba quién más duraba tocando la matraca: campeón.
En los “OFICIOS”, la matracas sustituían a la campanilla en el alzamiento de la Sagrada Forma y el Cáliz. Quizá incluso, no nos hayamos detenido en un momento donde viene eso de: “está dando la matraca”, “vete con la matraca a otra parte”. No digamos a la matraca: “Requiescat in pace”. SALUDOS.
La verdad sea dicha… nos “enfurece” oír cuando visitamos un lugar con las mismas o parecidas características de nuestro pueblo en sus fiestas y eventos, la misma frase: “ ¡Ay… esto lo podíamos hacer nosotros en nuestro pueblo! Vamos a ver alma cándida (cándida quiere decir: sencillo, candoroso, sincero, de buena fe, ingenuo, incauto… nada peyorativo), no es que nos gusta lo MODERNO, lo INNOVADOR y lo que se repite viejo y caduco. A ver en que c. quedamos. Y nosotros decimos: ¿es que no podemos conjugar, aunar lo antiguo con lo moderno? Se seguimos así, pronto y a este se nos olvidará de dónde venimos. Seamos más consecuentes.
Es lo mismo que pasará en estos días venideros de semana Santa –pasa todos los años- alguien a nuestro alrededor comentará lo de las “MATRACAS” por Semana Santa; pero sin darle la “matraca” a nadie como sonará lo que ahora mismo nosotros estamos haciendo. A ver si “LOREN/LOLI” son capaces (esta pareja lo consigue todo) si no este año… al que viene en poner en auge algo tan bonito que se perdió… y “Ayer por todo el día… ocurrió”.
En la iglesia había cuatro matracas de grandes dimensiones, que era preceptivo de ir los monaguillos y recorrer las calles AVISANDO de las horas de los “OFICIOS”. A la comitiva se unían otros muchachos con sus respectivas matracas, ¡quién no ha tenido ninguna matraca de su propiedad…! Era fácil de tener; ya que en los diversos talleres de carpintería del pueblo que existían, te las hacían, iba después a la fragua y las “asas” te la ponían. Y para que fueran más ruidosas… se clavaban donde el asa daba… clavos de anchas cabezas. Ni que decir tiene que en la Plaza y en el “Rellano de la iglesia” principalmente tenía concursos en los que se dilucidaba quién más duraba tocando la matraca: campeón.
En los “OFICIOS”, la matracas sustituían a la campanilla en el alzamiento de la Sagrada Forma y el Cáliz. Quizá incluso, no nos hayamos detenido en un momento donde viene eso de: “está dando la matraca”, “vete con la matraca a otra parte”. No digamos a la matraca: “Requiescat in pace”. SALUDOS.