Hola D. Francisco:
Para que la distancia no se distancie con el silencio,
para que el silencio jamás esté callado,
para que nos sintamos siempre acompañados,
te he compuesto una linda melodía,
entremezclando la prosa y la poesía,
con sentimientos y nostalgias del pasado,
y con el recuerdo de la noche de aquél día.
Como hijo volandero me sentía,
protegido con arrumacos en tu regazo,
bien recuerdo la noche de aquel día
en la que huérfano quedé de tus abrazos.
Pronto levantaste el vuelo, me decía,
surcando suave y ligero nuestro cielo,
yo postrado en el suelo, no comprendía,
por qué, me dejaste frío como hielo.
Cuántos sentimientos florecieron,
cuánta nostalgia y melancolía,
cuántos corazones se abrieron.
La soledad, la aflicción, la alegría,
tantos recuerdos confluyeron,
aquella noche de aquel día.
Para que la distancia no se distancie con el silencio,
para que el silencio jamás esté callado,
para que nos sintamos siempre acompañados,
te he compuesto una linda melodía,
entremezclando la prosa y la poesía,
con sentimientos y nostalgias del pasado,
y con el recuerdo de la noche de aquél día.
Como hijo volandero me sentía,
protegido con arrumacos en tu regazo,
bien recuerdo la noche de aquel día
en la que huérfano quedé de tus abrazos.
Pronto levantaste el vuelo, me decía,
surcando suave y ligero nuestro cielo,
yo postrado en el suelo, no comprendía,
por qué, me dejaste frío como hielo.
Cuántos sentimientos florecieron,
cuánta nostalgia y melancolía,
cuántos corazones se abrieron.
La soledad, la aflicción, la alegría,
tantos recuerdos confluyeron,
aquella noche de aquel día.