La comunidad extremeña cuenta con 1.500 kilómetros de costa de agua dulce, casi nada. El Tajo, el Guadiana y el Guadalquivir atraviesan una geografía plagada de contrastes en la que además de la llana meseta, nos podemos encontrar escarpadas montañas rodeadas de piscinas naturales, gargantas, pozas, embalses, pantanos y hasta una playa de agua dulce, la de Orellana. Extremadura se consolida como un perfecto destino vacacional para los que buscan paisaje, deporte, relax, cultura, historia y gastronomía. Salud en estado puro.
Acercarse a Extremadura desde el Norte de Cáceres es toda una sorpresa para la vista. Verde y más verde, montañas y puertos que alcanzan considerables alturas y desde los que se divisan pequeños pueblos ubicados en las laderas y en los valles. Y sol, y un cielo azul que obliga a buscar sombras y agua. Y agua es lo que encuentras. Por todas partes. Una poza, una piscina, un arroyo, cascadas y gargantas de complicado acceso entre las montañas que se convierten en protagonistas del verano extremeño. Auténticos tesoros para la vista, el cuerpo y la mente. saludos
Acercarse a Extremadura desde el Norte de Cáceres es toda una sorpresa para la vista. Verde y más verde, montañas y puertos que alcanzan considerables alturas y desde los que se divisan pequeños pueblos ubicados en las laderas y en los valles. Y sol, y un cielo azul que obliga a buscar sombras y agua. Y agua es lo que encuentras. Por todas partes. Una poza, una piscina, un arroyo, cascadas y gargantas de complicado acceso entre las montañas que se convierten en protagonistas del verano extremeño. Auténticos tesoros para la vista, el cuerpo y la mente. saludos