BAILE. Borrar. Churros.
“LA VIDA NO ES COMO ES… SINO COMO LA RECORDAMOS” 39. V Parte
Nos hemos equivocado, era mañana cuando no podemos colaborar. Por lo tanto esta “La vida escomo es…”corresponde a mañana miércoles día 6..
Qué le vamos a contar nosotros que no sepan o sepáis: Los churros de La Feria. “Churros Pasán, que buenos están”, de decía. Pero aquí sucedía una cosa, sino graciosa… anecdótica; aunque algunos eran conocidos por los churros de la tía Pasana, el tío Andrés Pasán era el que sonaba, un poco de injusticia en el aire flotaba. En realidad el tío Andrés se llamaba, Andrés Barata Bazaga y la que era Pasán, era la tía Hipólita Pasán Espárrago. No en vano el primer churrero fue el tío Julián Pasán, cuando a los churros se le llamaba “jeringos”; ya que salían de aquella jeringa de hojalata porque de aluminio no creemos que fuera, del macizo émbolo de madera. Ya sabemos que los madrileños a los churros le llaman porras; porras eran aquellas del tío Andrés que extendía al final de la masa con la aceite hirviendo con fuego de leña. ¿Quién va…? Preguntaba; pero si la madre veía – es que los hijos éramos muy exigentes- que de aquella rueda no le iba a tocar la porra decía como sorprendida: “Me parece que eres tú Juana, que entraste antes que yo” a la vecina que a la derecha tenía. A esto cómo se podía llamar: ¿galantería… o picardía? Eran otros tiempo en la que la escasez reinaba… no como ahora que los churros siempre sobran, luyendo después de harto o harta… el colesterol, que está en cualquier conversación, que cuyos niveles, ¡no hombre no, los niveles de colesterol no… de sabiduría! Ya hablamos del colesterol “bueno” y el colesterol “malo”; como antes hablábamos de Caín y Abel, será el sucedáneo contemporáneo.
Llegaba “ La Feria” - que era y sigue siendo la denominación común a los que ahora se denomina Fiestas Patronales. ¡Nos quedamos con la Feria… que da sabor de arraigo! Por supuesto que se perderá… el “Día de la Virgen” no está mal – y este matrimonio ayudado por sus obedientes hijos, ponía “el puesto” al comienzo de la calle “Travesía Cerro”, “Soga de la Campana” o “Calle del Pozo” para los más viejos. Empezaba la “humarera” o “jumarera”, seguida de aquél agradable olor que embriagaba todo. Hasta cerrando los ojos al entrar en la Plaza uno podía exclamar gozoso con toda seguridad: ¡Estamos en Feria! Qué mesa preguntamos, que no tenía una rueda de churro encima. De golpe la música paraba, y se oía el atronador estampido del primer cohete. ¡Callaros, que los fuegos artificiales va a comenzar! Mandaban. SALUDOS.
“LA VIDA NO ES COMO ES… SINO COMO LA RECORDAMOS” 39. V Parte
Nos hemos equivocado, era mañana cuando no podemos colaborar. Por lo tanto esta “La vida escomo es…”corresponde a mañana miércoles día 6..
Qué le vamos a contar nosotros que no sepan o sepáis: Los churros de La Feria. “Churros Pasán, que buenos están”, de decía. Pero aquí sucedía una cosa, sino graciosa… anecdótica; aunque algunos eran conocidos por los churros de la tía Pasana, el tío Andrés Pasán era el que sonaba, un poco de injusticia en el aire flotaba. En realidad el tío Andrés se llamaba, Andrés Barata Bazaga y la que era Pasán, era la tía Hipólita Pasán Espárrago. No en vano el primer churrero fue el tío Julián Pasán, cuando a los churros se le llamaba “jeringos”; ya que salían de aquella jeringa de hojalata porque de aluminio no creemos que fuera, del macizo émbolo de madera. Ya sabemos que los madrileños a los churros le llaman porras; porras eran aquellas del tío Andrés que extendía al final de la masa con la aceite hirviendo con fuego de leña. ¿Quién va…? Preguntaba; pero si la madre veía – es que los hijos éramos muy exigentes- que de aquella rueda no le iba a tocar la porra decía como sorprendida: “Me parece que eres tú Juana, que entraste antes que yo” a la vecina que a la derecha tenía. A esto cómo se podía llamar: ¿galantería… o picardía? Eran otros tiempo en la que la escasez reinaba… no como ahora que los churros siempre sobran, luyendo después de harto o harta… el colesterol, que está en cualquier conversación, que cuyos niveles, ¡no hombre no, los niveles de colesterol no… de sabiduría! Ya hablamos del colesterol “bueno” y el colesterol “malo”; como antes hablábamos de Caín y Abel, será el sucedáneo contemporáneo.
Llegaba “ La Feria” - que era y sigue siendo la denominación común a los que ahora se denomina Fiestas Patronales. ¡Nos quedamos con la Feria… que da sabor de arraigo! Por supuesto que se perderá… el “Día de la Virgen” no está mal – y este matrimonio ayudado por sus obedientes hijos, ponía “el puesto” al comienzo de la calle “Travesía Cerro”, “Soga de la Campana” o “Calle del Pozo” para los más viejos. Empezaba la “humarera” o “jumarera”, seguida de aquél agradable olor que embriagaba todo. Hasta cerrando los ojos al entrar en la Plaza uno podía exclamar gozoso con toda seguridad: ¡Estamos en Feria! Qué mesa preguntamos, que no tenía una rueda de churro encima. De golpe la música paraba, y se oía el atronador estampido del primer cohete. ¡Callaros, que los fuegos artificiales va a comenzar! Mandaban. SALUDOS.