“LA VIDA NO ES COMO ES… SINO COMO LA RECORDAMOS”. 43. V Parte.
Comprendemos que él o la que no le guste el devenir de nuestro pueblo resulte un poco “cansino”; total ello ocurrió hace apenas cuatro días. Nosotros lo que queremos es que nos hable de los tiempos actuales, parece que es lo que creemos escuchar; como si quisieran ellos aquí verse reflejados. Pues bueno está… cambiemos de tercio mientras Portugal levanta la Copa.
Nos hacemos cargo, que cuando más se entra uno en edad, más choca ciertas cosas. Ahora que la crisis se acentúa, y cada vez más se considera que es ineludible la reforma de las pensiones… aparte de que las renuncias a recibir herencias se cuadriplican; pues cada vez que vamos al pueblo, bien barra o en la mesa, las palabras que más oímos o nos “chirrían” son “millonetis” y “carteras”. Parecen incongruencias; pero no será así. No cogen “despeinados”, de verdad que sí. Calla, que ahí no queda la cosa. Con qué ternura se habla del jamoncito, cebollita bien troceada… siguiendo la secuencia con el lateral de la mano como si fuera el mismo cuchillo afilado; mucho y mucho diminutivos seguidos como si así resultara más apetitoso. Pero siempre hay quien alarmado con tantos finos cuchillazos diga: “ ¡Tate quieta muhé!”.
Dejemos la comida, que siempre se le consideró cosa muy seria; es ahí de donde viene: “con las cosas de comer no se juega”, y entremos aunque sea poco con los “millonetis” y “carteras”. Suponemos que sea una manera coloquial de hablar… ¿pues si no? No tiene sentido. Lo de “carteras” no se refleja en la cara porque es cosa bien guardada; pero lo de ¡”millonetis”! no se puede ocultar… es como lo que dicen del amor y el fuego. Vaya tontería que siendo millonario no se sepa. Espera… ¿a ver si lo de “millonetis” va a resultar que es un insulto o un desprecio?; como si los pobres “millonetis” tuvieran culpa de serlos o fuera como un pecado mortal:” Padre, me acuso de ser millonetis… “; aunque cada vez en las iglesias vemos menos gente que se confiesa… y los que comulgan no han variado, incluso ha aumentado. Eso mismo decimos nosotros: allá cada uno con sus conciencias. Lo que ha traído esta dichosa pasajera crisis y va camino de nueve años si esto no hay quien lo remedie; pero si seguimos hablando en estos términos… que siga la crisis, que quieres que te diga. SALUDOS.
Comprendemos que él o la que no le guste el devenir de nuestro pueblo resulte un poco “cansino”; total ello ocurrió hace apenas cuatro días. Nosotros lo que queremos es que nos hable de los tiempos actuales, parece que es lo que creemos escuchar; como si quisieran ellos aquí verse reflejados. Pues bueno está… cambiemos de tercio mientras Portugal levanta la Copa.
Nos hacemos cargo, que cuando más se entra uno en edad, más choca ciertas cosas. Ahora que la crisis se acentúa, y cada vez más se considera que es ineludible la reforma de las pensiones… aparte de que las renuncias a recibir herencias se cuadriplican; pues cada vez que vamos al pueblo, bien barra o en la mesa, las palabras que más oímos o nos “chirrían” son “millonetis” y “carteras”. Parecen incongruencias; pero no será así. No cogen “despeinados”, de verdad que sí. Calla, que ahí no queda la cosa. Con qué ternura se habla del jamoncito, cebollita bien troceada… siguiendo la secuencia con el lateral de la mano como si fuera el mismo cuchillo afilado; mucho y mucho diminutivos seguidos como si así resultara más apetitoso. Pero siempre hay quien alarmado con tantos finos cuchillazos diga: “ ¡Tate quieta muhé!”.
Dejemos la comida, que siempre se le consideró cosa muy seria; es ahí de donde viene: “con las cosas de comer no se juega”, y entremos aunque sea poco con los “millonetis” y “carteras”. Suponemos que sea una manera coloquial de hablar… ¿pues si no? No tiene sentido. Lo de “carteras” no se refleja en la cara porque es cosa bien guardada; pero lo de ¡”millonetis”! no se puede ocultar… es como lo que dicen del amor y el fuego. Vaya tontería que siendo millonario no se sepa. Espera… ¿a ver si lo de “millonetis” va a resultar que es un insulto o un desprecio?; como si los pobres “millonetis” tuvieran culpa de serlos o fuera como un pecado mortal:” Padre, me acuso de ser millonetis… “; aunque cada vez en las iglesias vemos menos gente que se confiesa… y los que comulgan no han variado, incluso ha aumentado. Eso mismo decimos nosotros: allá cada uno con sus conciencias. Lo que ha traído esta dichosa pasajera crisis y va camino de nueve años si esto no hay quien lo remedie; pero si seguimos hablando en estos términos… que siga la crisis, que quieres que te diga. SALUDOS.