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MEMBRIO: “LA VIDA NO ES COMO ES… SINO COMO LA ECORDAMOS”. 48....

“LA VIDA NO ES COMO ES… SINO COMO LA ECORDAMOS”. 48. V Parte.

Mucho nos quejamos de que “ésto” está acabado esperando a no sé qué. El interés se mantiene a juzgar por las visitas anónimas que cada día vemos y manteniéndose el Pueblo en el segundo lugar de siempre. Cuando será el día que veamos los “visitantes”, y no haya lugar para el equívoco, aquél día qué duda cabe que subirán los “anónimos”, a lo que todo el mundo reniega cuando se le pregunta: ¿Y tú porque has dejado al Foro..? Siempre está el “latiguillo” que apenas se dice cosas interesantes – sin saber nunca a qué se le considera o no cosa interesante – seguida la respuesta la retahíla de los demás “medios”. Aquí – qué duda cabe- prima el interés general… si es que se llega a conectar. Pues veámoslo. ¿Pero este año habrá cena… o no habrá cena? Suponemos que no será por los servicios prestados; aunque esto de los servicios prestados se nos olvida de momento, y empezamos a “mezclar” unas cosas con otra incluso en el mismo día y hora. “Vamos, date prisa que tengo que ir a cenar ahora con tal y cual, que nos hemos juntado”; mientras por sus gargantas salen las bonitas estrofas: “Dónde estarán nuestros novios, que a la cita no quieren venir”. Y por lo que vemos, es que se hacen rogar.

Sin la botellita de agua en la mano símbolo de vida sana; pero sí con un salmorejo a la espalda, nos encaminamos derecho “Tasio” “VIRGO” y “ADP” a esa legua de terreno que obliga hacer pliegue la Rivera con la desembocadura del Arroyo del mismo nombre, como es “El Rabo del Gato”… Y es verdad, también tiene figura de gato echado los canchos ahí remolinados como vemos en la foto. Algo mágico tiene el lugar, agreste donde los haya y bonito casi sin par. Parece que hace 60 años que ningún humano pasa por él; cuando sabemos a ciencia cierta que era un lugar arado por labradores del pueblo, sino con ansia… si deseo de tierra. Lugar inhóspito, inculto por naturaleza, llamados estos terrenos “cabrerizas”; pero la necesidad obligaba a labrar, cultivar aunque fuera entre canchos y en suma pendiente; tanto es así que el lunes pasado nos dejamos deslizar sobre el largo y seco pasto, temiendo rodar hasta el arroyo; porque supuestamente allí debiera reflejar el grabado del “gato” que debiéramos encontrar. (CONTINUARÁ). Saludos.

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