RELATOS AL ATARDECER-XXXV.
LOS SERENOS EN MADRID. Misión: Velar por el estado de los faroles, cantar el tiempo al vecindario o hacer de "ama de llaves", eran algunas de sus tareas.
Se desconoce cuándo se estableció el servicio de serenos nocturnos del Madrid de antes. Pero esta figura supone, sin duda, una curiosidad muy interesante. Sin embargo, pese a que ya no exista, fue en su momento, una figura destacada en Madrid.
El cuerpo de serenos no nació con el fin de salvaguardar a los ciudadanos, como comúnmente se piensa, sino más bien para encender, apagar y mantener los faroles en óptimo estado. Su misión principal consistía en resguardar los citados elementos y evitar que los gamberros los destrozasen.
Un trabajo que se remonta a 1765, cuando Carlos III liberó a la población de la obligación de cuidar los faroles, que previamente mandó colocar en las calles.
Avisos obligados.
Ellos desempeñaban otra función; la de avisar al vecindario del tiempo con un canto similar a ¡sereno!, "lluvioso", junto a la hora correspondiente. Así, cualquier persona solo tenía que gritar ¡sereno! y este le indicaba si le hacía falta coger el paraguas.
Sin embargo, este cargo requería cumplir con una serie de requisitos: tener 20 años cumplidos, medir como mínimo cinco pies de altura, clara voz, robustez, agilidad y además no haber sido procesados por embriaguez o altercados.
Los serenos fueron los encargados de tener las llaves de los portales para poder abrir a los vecinos que llegaban tarde a sus hogares. Los vecinos cuando los llamaban lo hacían dando palmadas o al grito de ¡sereno!, ¡sereno!... y ellos respondían con un ¡va!, ¡va!.... y en ocasiones daban golpes con el palo en el suelo. Pese a todo, desaparecieron en el año 1977.
LOS SERENOS EN MADRID. Misión: Velar por el estado de los faroles, cantar el tiempo al vecindario o hacer de "ama de llaves", eran algunas de sus tareas.
Se desconoce cuándo se estableció el servicio de serenos nocturnos del Madrid de antes. Pero esta figura supone, sin duda, una curiosidad muy interesante. Sin embargo, pese a que ya no exista, fue en su momento, una figura destacada en Madrid.
El cuerpo de serenos no nació con el fin de salvaguardar a los ciudadanos, como comúnmente se piensa, sino más bien para encender, apagar y mantener los faroles en óptimo estado. Su misión principal consistía en resguardar los citados elementos y evitar que los gamberros los destrozasen.
Un trabajo que se remonta a 1765, cuando Carlos III liberó a la población de la obligación de cuidar los faroles, que previamente mandó colocar en las calles.
Avisos obligados.
Ellos desempeñaban otra función; la de avisar al vecindario del tiempo con un canto similar a ¡sereno!, "lluvioso", junto a la hora correspondiente. Así, cualquier persona solo tenía que gritar ¡sereno! y este le indicaba si le hacía falta coger el paraguas.
Sin embargo, este cargo requería cumplir con una serie de requisitos: tener 20 años cumplidos, medir como mínimo cinco pies de altura, clara voz, robustez, agilidad y además no haber sido procesados por embriaguez o altercados.
Los serenos fueron los encargados de tener las llaves de los portales para poder abrir a los vecinos que llegaban tarde a sus hogares. Los vecinos cuando los llamaban lo hacían dando palmadas o al grito de ¡sereno!, ¡sereno!... y ellos respondían con un ¡va!, ¡va!.... y en ocasiones daban golpes con el palo en el suelo. Pese a todo, desaparecieron en el año 1977.
¡Jesús, Jesús....................... SERENO, SERENO..... VA, VA................!