MEMBRIO: RELATOS AL ATARDECER-XLVII....

RELATOS AL ATARDECER-XLVII.
DÉCADA DE LOS SESENTA. La llegada a las grandes ciudades no fue fácil para muchos de nosotros debido al cambio de costumbres y de trabajo en el pueblo. El padre o la madre se encargaba de despertarnos: "venga, que es hora de levantarse", por eso no dependíamos del reloj. En la ciudad lo primero que oíamos era el despertador, con un horario que cumplir, siempre dependiendo de la hora, atrás quedó el despertar con la llamada de padre o la madre, el cántico de los gallos y el toque del Alba. Como no había horario, daba igual ir un rato antes que después al campo, y para saber si era mediodía, estábamos pendientes del toque de campanas que se hacía a las doce, (El Ángelus) y decíamos: "Ya es mediodía. En el campo se trabajaba de sol a sol, y a veces hasta de noche.
Muchas familias solían ser numerosas, tres, cuatro cinco.... hijos. Algunas familias tenían un hijo y eran las menos. Lo que más había en las casas de nuestros pueblos era pan, patatas, garbanzos, judías blancas.... Quien podía mataba un cerdo o dos, del que se aprovechaba todo, pero absolutamente todo. Tampoco faltaban las gallinas, los huevos formaban parte del menú diario.
El grueso mayor de la despoblación de nuestros pueblos fue cuando empezaron a llegar nuevos sistemas para labrar la tierra, los tractores y maquinaria moderna que hicieron desaparecer las yuntas de vacas, mulos y los famosos burros, que se fueron vendiendo porque ya no se necesitaban para realizar las labores agrícolas. Antes eran imprescindibles pero se acabó la forma milenaria de trabajar la tierra.
Fuimos muchos los que comenzamos el éxodo de los pueblos principalmente de Extremadura, Andalucía... hacia las grandes ciudades en busca de otros trabajos y otra forma de ganarnos el pan para tener una vida mejor, en esta situación nos vimos miles de mozos que trabajábamos en las casas de nuestros padres o de jornalero en la agricultura y en la ganadería.
Hubo de todo, unos entraron a trabajar en empresas industriales, Madrid, Barcelona, Bilbao, Vitoria.... Otros ingresaron en las Fuerzas Armadas, Cuerpos de Seguridad del Estado, funcionarios... Muchos se fueron al extranjero, Francia, Alemania, Holanda, Suiza....
Los mozos una vez licenciados de la mili, éramos los primeros que salimos a las ciudades buscando una nueva forma de vida para ganarse el pan. También fueron muchas las jovencitas que marcharon a las grandes ciudades a trabajar como empleadas del servicio domestico, entonces se decía a servir.
Igual que en todos los sitios nos encontramos con gente buena y otros los contrario y en ocasiones los había que nos decían: "Desertores del arado" o "Fueron pastores antes". Los que un día con todo el dolor de corazón nos marchamos de nuestros pueblos, no se nos olvidarán nunca las lágrimas que derramaron nuestros padres y abuelos al despedirnos.
Los "Desertores del Arado" no hemos olvidado el pueblo donde nacimos y hemos rehabilitado las casas o hemos comprado casa nueva y gusta ir con frecuencia dependiendo de la distancia ya que no es lo mismo vivir cerca que lejos, allí vamos de vacaciones unos días con nuestros hijos que ya no nacieron en el pueblo pero todos nos sentimos en nuestra propia casa con familiares y amigos.