MÁS SOBRE LA VIDA DEL CAMPO.
Es que “Las cinco de la mañana” en el pueblo hace tan sólo unos 200 años, estaba lleno de vida. Ni mucho menos nos pasaba por la imaginación de que el morir consciente es lo que llamamos vida. Pongamos en situación, diremos: que en Membrío hay bastantes estrechas travesías y muchos más rincones que actualmente, que han ido desapareciendo a través de la historia por diferentes motivos; pero de eso no queríamos hablar, sino de las “marimantas”, que llegó a ser una tradición.
Todos recordamos, que esa palabra de “marimantas” (por favor, no confundir con la “tía Maripanta”, que su nombre procedía de otra cosa) la hemos oído en nuestra niñez infinidad de veces, bien porque servía para meter miedo o por la forma de vestir sobre todos las féminas aunque las “marimantas” podían de ser de los dos sexos o géneros; pero por ello le salió otro sinónimo como “sacullona” todo por aquélla sabana que se ponía las “marimantas” desde la cabeza; aunque el “traje” completo era una olla o un bote - lata agujereado sobre la cabeza y dentro una vela encendida o una “lamparilla” de aceite en la mano; su fin era no ser reconocida “la marimanta”… siempre amparada por la oscuridad; ¿pero entonces… porqué se hacía?
Cuenta que una noche – a las diez se apagaban aquellas escasas lámparas de petróleo por el portero del Ayuntamiento- que una “marimanta” se quiso refugiar entre la calleja o travesía que une la calle Pavón con la del Matadero, cuando trompicó con los arados amontonados en la puerta de la fragua del tío Román Moreno y formó un estrepitoso ruido; una vez desenvuelta siguió por la calle Matadero; pero en ese momento dos hombres con capa y sombrero salieron del “baile- bar Calafate” por la familia Domínguez como una vez el “Salón de Abajo” fuera por la familia Marroyo y una más que acalorada discusión que a la “marimanta” le dio un ”soponcio” y se supo quien era… nadie se lo podía imaginar. A la mayoría les solía salir bien la noche en cuanto a sus proyectos e intenciones; aquello solamente fue una anécdota. Más tarde estas cosas en el trabajo del campo servían de comentario del día. SALUDOS.
Es que “Las cinco de la mañana” en el pueblo hace tan sólo unos 200 años, estaba lleno de vida. Ni mucho menos nos pasaba por la imaginación de que el morir consciente es lo que llamamos vida. Pongamos en situación, diremos: que en Membrío hay bastantes estrechas travesías y muchos más rincones que actualmente, que han ido desapareciendo a través de la historia por diferentes motivos; pero de eso no queríamos hablar, sino de las “marimantas”, que llegó a ser una tradición.
Todos recordamos, que esa palabra de “marimantas” (por favor, no confundir con la “tía Maripanta”, que su nombre procedía de otra cosa) la hemos oído en nuestra niñez infinidad de veces, bien porque servía para meter miedo o por la forma de vestir sobre todos las féminas aunque las “marimantas” podían de ser de los dos sexos o géneros; pero por ello le salió otro sinónimo como “sacullona” todo por aquélla sabana que se ponía las “marimantas” desde la cabeza; aunque el “traje” completo era una olla o un bote - lata agujereado sobre la cabeza y dentro una vela encendida o una “lamparilla” de aceite en la mano; su fin era no ser reconocida “la marimanta”… siempre amparada por la oscuridad; ¿pero entonces… porqué se hacía?
Cuenta que una noche – a las diez se apagaban aquellas escasas lámparas de petróleo por el portero del Ayuntamiento- que una “marimanta” se quiso refugiar entre la calleja o travesía que une la calle Pavón con la del Matadero, cuando trompicó con los arados amontonados en la puerta de la fragua del tío Román Moreno y formó un estrepitoso ruido; una vez desenvuelta siguió por la calle Matadero; pero en ese momento dos hombres con capa y sombrero salieron del “baile- bar Calafate” por la familia Domínguez como una vez el “Salón de Abajo” fuera por la familia Marroyo y una más que acalorada discusión que a la “marimanta” le dio un ”soponcio” y se supo quien era… nadie se lo podía imaginar. A la mayoría les solía salir bien la noche en cuanto a sus proyectos e intenciones; aquello solamente fue una anécdota. Más tarde estas cosas en el trabajo del campo servían de comentario del día. SALUDOS.