¡Uff... que mal estará la cosa!..................... ADP.
Si hay que ir se va, pero que sea para algo positivo. Hablamos de esos lares de Misericordia que está muy bien, primero la piedra, el olivar y el pozo con la alberca, la huerta, la escuela, el caserío, la casa del guarda en la colina, donde estaba la plantación de cañas y el cofre.
¡Jesús, Jesús......................... ........... un pueblo que nunca se acaba!
Enviado por VIRGO el 19/02/2017 a las 10:42
“CONVERSANDO CONTIGO…” 83. VII PARTE.
Pues si… “Misericordia” es un buen destino, como lo era “Los Ojeros” y el “Puente Salor” para aquellas jiras que hacía la mocedad en burros. Pero entonces escasas puertas tenía el campo porque había otro ambiente; entonces no se había presentado ese instinto obsesivo de la propiedad, quizás porque no habría tanta maldad y mentira. Si ahora nos dejaran solos, seguramente que no sabríamos poner número y orden a la mentira dentro de los Mandamientos de la Ley de Dios. ¿Y entonces que ha pasado…? Pues igual que aquél, de tanto usarlo, se le olvidó el oficio, Y que el arco de seguridad de control del “aeropuerto” que es la vida, es una coladera y “ancha es Castilla”… ni un simple pitido dá la supuesta mentira; si fuera como antes… que por lo menos se ponía la cara “colorá”. Pero a lo que íbamos.
Aquellas jiras estaban llenas del más puro costumbrismo: cualquiera te dejaba si no lo tenía un burro o burra, que más de una vez daba n un pequeño percance o desasosiego cuando algunos de los animalitos encelados (aquí se pide imaginación a los posibles lectores, no descripción) era sin duda cabe uno de los “momentazos” de la jira; las todas iban en las monturas terciadas y muy predispuestas: con su pañuelo y sombrero sobre el cuello y los mozos como siempre… haciéndose los graciosillos (por supuesto… también había algún que otro chulito) o el fuerte, por no decir machote. En eso, hemos cambiado muy poco, pero si mucho en las formas.
Ya por aquellos tiempos, a uno poderosamente la atención las buenas formas: mocitas vestidas y peinadas impecablemente. Aún no comprendemos porqué hay que salir al campo hechos unos adefesios… como si el campo no tuviera nuestros respetos. Se ponían las servilletas entre las piernas para no mancharse y recoger las migas, ¡vamos… que cualquier parecido con la realidad es pura ficción! Te ofrecían de sus fiambreras cualquier cosa y si encima te gustaba la vianda y la dueña…para que contar.
Vamos a dar una vuelta se decía y a la vez se preguntaba: ¿por qué no vamos al “Charco la Isla”…? El nombre del “Charco la Isla” está claro, pero ¿y los dos más arriba el del “Santo” y el de “Batán”….? Después de pasar un día entretenido… volvemos al pueblo con los burros hartos hierbas, dudando si podían subir las cuestas. SALUDOS.
Si hay que ir se va, pero que sea para algo positivo. Hablamos de esos lares de Misericordia que está muy bien, primero la piedra, el olivar y el pozo con la alberca, la huerta, la escuela, el caserío, la casa del guarda en la colina, donde estaba la plantación de cañas y el cofre.
¡Jesús, Jesús......................... ........... un pueblo que nunca se acaba!
Enviado por VIRGO el 19/02/2017 a las 10:42
“CONVERSANDO CONTIGO…” 83. VII PARTE.
Pues si… “Misericordia” es un buen destino, como lo era “Los Ojeros” y el “Puente Salor” para aquellas jiras que hacía la mocedad en burros. Pero entonces escasas puertas tenía el campo porque había otro ambiente; entonces no se había presentado ese instinto obsesivo de la propiedad, quizás porque no habría tanta maldad y mentira. Si ahora nos dejaran solos, seguramente que no sabríamos poner número y orden a la mentira dentro de los Mandamientos de la Ley de Dios. ¿Y entonces que ha pasado…? Pues igual que aquél, de tanto usarlo, se le olvidó el oficio, Y que el arco de seguridad de control del “aeropuerto” que es la vida, es una coladera y “ancha es Castilla”… ni un simple pitido dá la supuesta mentira; si fuera como antes… que por lo menos se ponía la cara “colorá”. Pero a lo que íbamos.
Aquellas jiras estaban llenas del más puro costumbrismo: cualquiera te dejaba si no lo tenía un burro o burra, que más de una vez daba n un pequeño percance o desasosiego cuando algunos de los animalitos encelados (aquí se pide imaginación a los posibles lectores, no descripción) era sin duda cabe uno de los “momentazos” de la jira; las todas iban en las monturas terciadas y muy predispuestas: con su pañuelo y sombrero sobre el cuello y los mozos como siempre… haciéndose los graciosillos (por supuesto… también había algún que otro chulito) o el fuerte, por no decir machote. En eso, hemos cambiado muy poco, pero si mucho en las formas.
Ya por aquellos tiempos, a uno poderosamente la atención las buenas formas: mocitas vestidas y peinadas impecablemente. Aún no comprendemos porqué hay que salir al campo hechos unos adefesios… como si el campo no tuviera nuestros respetos. Se ponían las servilletas entre las piernas para no mancharse y recoger las migas, ¡vamos… que cualquier parecido con la realidad es pura ficción! Te ofrecían de sus fiambreras cualquier cosa y si encima te gustaba la vianda y la dueña…para que contar.
Vamos a dar una vuelta se decía y a la vez se preguntaba: ¿por qué no vamos al “Charco la Isla”…? El nombre del “Charco la Isla” está claro, pero ¿y los dos más arriba el del “Santo” y el de “Batán”….? Después de pasar un día entretenido… volvemos al pueblo con los burros hartos hierbas, dudando si podían subir las cuestas. SALUDOS.
