Los tres eran de origen humilde, hijos de unos padres -emparentados entre ellos- que se ganaban la vida cultivando unas hortalizas y pastoreando a unas pocas ovejas; tareas en las que los tres niños colaboraron desde muy pronto. Eran todos oriundos de Ajustrel, aldea situada en el centro de Portugal, y llevaban, tanto padres, como hijos una vida típica de sencillez cristiana.