RELATOS AL ATARDECER-LXXIII.
TESOROS Y MITOS REFERENTES. Los hombres de los pueblos y medios rurales tenían como pasatiempo la cacería, la pesca, buscar piezas arqueológicas y tesoros; en esta última actividad se han generado cientos de leyendas y otros mitos.
Cuando un hacendado o un bandido enterraba un tesoro, generalmente asesinaba al peón que había hecho el pozo para doble fin: Primero, que nadie supiera dónde había quedado escondido; y segundo: que al quedar enterrado junto al dinero, su alma quedara ahí atrapada para convertirse en el guardián cuya presencia asustaría a todo aquél que se acercara al lugar. Este mito es el que ha popularizado las historias de fantasmas agresivos que atacan súbitamente a quien se acerque aunque sea por casualidad al lugar en custodia.
El dinero enterrado va produciendo ciertos gases tóxicos y alucinógenos que pueden envenenar la sangre de quien los respire y crearle alucinaciones; por eso son famosas las historias de apariciones espantosas cuando están ante el tesoro o también la plática sobre personas que enfermaron hasta llegar poco a poco a la muerte.
Fuegos fatuos: Es creencia muy difundida que los metales preciosos como el oro, cobre y bronce, van acumulando gases sin olor, pero muy tóxicos, que matan poco a poco a quien llegue a sacar un tesoro. Los metales preciosos, cada cierto tiempo liberan el gas acumulado, y al contacto con el aire, se enciende formando una llama a veces azulosa, a veces roja. Esta llamarada se levanta por unos segundos y luego se va haciendo pequeña hasta extinguirse. Como es una llama que no quema, que no es capaz de encender ni el pasto seco, se le ha llamado “fuego fatuo” y para los buscadores de tesoros es esta la mejor señal para localizar los entierros. Según el tamaño de la llamarada, es el tamaño del tesoro. Para protegerse de los gases tóxicos, debe usarse una máscara antigás, o atarse por detrás del cuello un pañuelo mojado tapando la boca y nariz, o debe sacarse el tesoro después que haya liberado los gases al manifestarse la llama. Pero con todas estas precauciones, todavía hay qué abrir el cofre o recipiente y dejar airear los metales antes de cargarlos.
"Todo o nada": Un elemento común en la mayoría de las leyendas de tesoros en cuevas o subterráneos, si es de gran tamaño será imposible sacarlo de un solo viaje por ser muy abundante lo guardado. Ahí es donde aparece la voz cavernosa o a veces con el fantasmal guardián haciendo presencia física, para advertir que si no lo puede sacar todo, entonces no podrá tomar nada. Y la voz de ultratumba retumba por todo el lóbrego lugar repitiendo amenazadoramente: ”Todo, o nada", "Todo o nada"......
Si la advertencia no es atendida, la puerta se cerrará, el lugar se derrumbará o el atrevido será atacado por el guardián y quedará ahí muerto, tendido sobre el tesoro. Por eso se habla de varios esqueletos encontrados junto a las riquezas. Fueron aventureros que desatendieron la orden macabra.
El ataque fantasma: Los fantasmas son seres etéreos, incapacitados para hacer contacto físico con un cuerpo humano. Se les puede oír, se les puede sentir o ver, pero no se les puede ni nos pueden tocar. Entonces, ¿cómo nos podrían hacer daño? La tradición popular dice que el daño es solo imaginario y su ataque es psicológico. Al abandonar el lugar del tesoro, descubriremos que nuestras heridas si las hubo desaparecieron o nunca existieron.
TESOROS Y MITOS REFERENTES. Los hombres de los pueblos y medios rurales tenían como pasatiempo la cacería, la pesca, buscar piezas arqueológicas y tesoros; en esta última actividad se han generado cientos de leyendas y otros mitos.
Cuando un hacendado o un bandido enterraba un tesoro, generalmente asesinaba al peón que había hecho el pozo para doble fin: Primero, que nadie supiera dónde había quedado escondido; y segundo: que al quedar enterrado junto al dinero, su alma quedara ahí atrapada para convertirse en el guardián cuya presencia asustaría a todo aquél que se acercara al lugar. Este mito es el que ha popularizado las historias de fantasmas agresivos que atacan súbitamente a quien se acerque aunque sea por casualidad al lugar en custodia.
El dinero enterrado va produciendo ciertos gases tóxicos y alucinógenos que pueden envenenar la sangre de quien los respire y crearle alucinaciones; por eso son famosas las historias de apariciones espantosas cuando están ante el tesoro o también la plática sobre personas que enfermaron hasta llegar poco a poco a la muerte.
Fuegos fatuos: Es creencia muy difundida que los metales preciosos como el oro, cobre y bronce, van acumulando gases sin olor, pero muy tóxicos, que matan poco a poco a quien llegue a sacar un tesoro. Los metales preciosos, cada cierto tiempo liberan el gas acumulado, y al contacto con el aire, se enciende formando una llama a veces azulosa, a veces roja. Esta llamarada se levanta por unos segundos y luego se va haciendo pequeña hasta extinguirse. Como es una llama que no quema, que no es capaz de encender ni el pasto seco, se le ha llamado “fuego fatuo” y para los buscadores de tesoros es esta la mejor señal para localizar los entierros. Según el tamaño de la llamarada, es el tamaño del tesoro. Para protegerse de los gases tóxicos, debe usarse una máscara antigás, o atarse por detrás del cuello un pañuelo mojado tapando la boca y nariz, o debe sacarse el tesoro después que haya liberado los gases al manifestarse la llama. Pero con todas estas precauciones, todavía hay qué abrir el cofre o recipiente y dejar airear los metales antes de cargarlos.
"Todo o nada": Un elemento común en la mayoría de las leyendas de tesoros en cuevas o subterráneos, si es de gran tamaño será imposible sacarlo de un solo viaje por ser muy abundante lo guardado. Ahí es donde aparece la voz cavernosa o a veces con el fantasmal guardián haciendo presencia física, para advertir que si no lo puede sacar todo, entonces no podrá tomar nada. Y la voz de ultratumba retumba por todo el lóbrego lugar repitiendo amenazadoramente: ”Todo, o nada", "Todo o nada"......
Si la advertencia no es atendida, la puerta se cerrará, el lugar se derrumbará o el atrevido será atacado por el guardián y quedará ahí muerto, tendido sobre el tesoro. Por eso se habla de varios esqueletos encontrados junto a las riquezas. Fueron aventureros que desatendieron la orden macabra.
El ataque fantasma: Los fantasmas son seres etéreos, incapacitados para hacer contacto físico con un cuerpo humano. Se les puede oír, se les puede sentir o ver, pero no se les puede ni nos pueden tocar. Entonces, ¿cómo nos podrían hacer daño? La tradición popular dice que el daño es solo imaginario y su ataque es psicológico. Al abandonar el lugar del tesoro, descubriremos que nuestras heridas si las hubo desaparecieron o nunca existieron.