DÍA A DÍA. En estos tiempos tan especiales en que nos toca vivir, vemos cómo día a día se suceden acontecimientos que producen en nuestro interior un malestar difícil de explicar.
Nos vemos rodeados de situaciones que quisiéramos que no ocurrieran, pero suceden y están a la vista, y no quisiéramos ver lo que vemos ni escuchar las cosas que lamentablemente escuchamos.
Nuestra sociedad está convulsionada. Los acontecimientos que vivimos a diario nos demuestran que, ante situaciones límites, aparece lo peor y lo más miserable que hay en el ser humano, lo cual provoca las acciones más negativas y perjudiciales, que atentan contra la concordia y la paz en que necesitamos vivir los seres humanos.
Estamos como navegando en medio de un mar embravecido azotado por las olas, y el viento enfurecido golpea nuestro barco como si tratara de desestabilizarlo y hundirlo.
Es entonces cuando aparecen sentimientos y sensaciones negativas que no son fáciles de explicar.
"El árbol quiere la paz, pero el viento no se la concede".
Nos vemos rodeados de situaciones que quisiéramos que no ocurrieran, pero suceden y están a la vista, y no quisiéramos ver lo que vemos ni escuchar las cosas que lamentablemente escuchamos.
Nuestra sociedad está convulsionada. Los acontecimientos que vivimos a diario nos demuestran que, ante situaciones límites, aparece lo peor y lo más miserable que hay en el ser humano, lo cual provoca las acciones más negativas y perjudiciales, que atentan contra la concordia y la paz en que necesitamos vivir los seres humanos.
Estamos como navegando en medio de un mar embravecido azotado por las olas, y el viento enfurecido golpea nuestro barco como si tratara de desestabilizarlo y hundirlo.
Es entonces cuando aparecen sentimientos y sensaciones negativas que no son fáciles de explicar.
"El árbol quiere la paz, pero el viento no se la concede".