RELATOS AL ATARDECER-CII.
La sopa de pato. Un día, un campesino fue a visitar a un gran maestro y le llevó un magnífico pato como obsequio. El sabio se sintió muy honrado y le invitó a cenar una exquisita sopa preparada con el animal.
Algunos días más tarde, los hijos del campesino fueron a la ciudad y, a su regreso, pasaron por la casa del sabio. Somos los hijos del hombre que le regaló el pato, le dijeron. Y el maestro les agasajó con la sopa, como había hecho con su padre.
Una semana después, dos jóvenes le visitaron diciéndole que eran los vecinos del hombre que le obsequió con el ánade y el sabio, lamentando haberlo aceptado, puso "al mal tiempo buena cara" y les invitó a comer.
Fue pasando el tiempo y no había semana en que no recibiera la visita de algún vecino de los vecinos del campesino, hasta que un día, cuando llamaron a su puerta dos hombres más, el maestro les hizo pasar y les sirvió un tazón de agua caliente.
Tras probarlo, uno de ellos exclamó: Pero ¿qué es esto, noble señor? ¡Nunca habíamos comido una sopa tan desabrida!. Y el maestro les respondió: Ésta es la sopa de la sopa de la sopa de pato que con gusto les ofrezco a ustedes, los vecinos de los vecinos de los vecinos del hombre que me regaló el pato.
Todo tiene un límite y no se puede abusar de la generosidad de las personas.
La sopa de pato. Un día, un campesino fue a visitar a un gran maestro y le llevó un magnífico pato como obsequio. El sabio se sintió muy honrado y le invitó a cenar una exquisita sopa preparada con el animal.
Algunos días más tarde, los hijos del campesino fueron a la ciudad y, a su regreso, pasaron por la casa del sabio. Somos los hijos del hombre que le regaló el pato, le dijeron. Y el maestro les agasajó con la sopa, como había hecho con su padre.
Una semana después, dos jóvenes le visitaron diciéndole que eran los vecinos del hombre que le obsequió con el ánade y el sabio, lamentando haberlo aceptado, puso "al mal tiempo buena cara" y les invitó a comer.
Fue pasando el tiempo y no había semana en que no recibiera la visita de algún vecino de los vecinos del campesino, hasta que un día, cuando llamaron a su puerta dos hombres más, el maestro les hizo pasar y les sirvió un tazón de agua caliente.
Tras probarlo, uno de ellos exclamó: Pero ¿qué es esto, noble señor? ¡Nunca habíamos comido una sopa tan desabrida!. Y el maestro les respondió: Ésta es la sopa de la sopa de la sopa de pato que con gusto les ofrezco a ustedes, los vecinos de los vecinos de los vecinos del hombre que me regaló el pato.
Todo tiene un límite y no se puede abusar de la generosidad de las personas.
¡Jesús, Jesús......................... ......... que liada con la sopa de pato!.