MEMBRIO: GALÁPAGO. (TAMBIÉN LLAMADOS TORTUGAS DE AGUA). Su área...

GALÁPAGO. (TAMBIÉN LLAMADOS TORTUGAS DE AGUA). Su área de distribución natural abarca el norte de África, sur de Francia y la Península Ibérica. En nuestro país es mucho más abundante cuanto más nos desplazamos al sur y al oeste, con las mayores poblaciones situadas en Extremadura y Andalucía Occidental.
Una vida ligada al agua.
Los galápagos también son llamados “tortugas de agua”, pues a diferencia de las especies terrestres o “tortugas de tierra” llevan una vida íntimamente ligada al medio acuático. Es el reptil más acuático, por delante de las dos culebras de agua. A nuestro galápago podemos encontrarlo en gran variedad de zonas acuáticas, ya sean ríos, arroyos, charcas naturales, lagunas litorales e incluso embalses y grandes balsas de riego. No son muy exigentes en cuanto a las características físicas y la calidad del agua del sitio donde viven, siendo bastante resistentes a la contaminación orgánica. Prefieren charcas y tramos de río con poca corriente y pozas profundas, donde pueden esconderse con facilidad. Incluso podemos encontrarlo en arroyos de poca entidad y zonas pantanosas que llegan a secarse durante el periodo estival.
Su actividad es predominantemente diurna, aunque durante las épocas de más calor son algo activos en plena noche. Pasan muchas horas soleándose sobre troncos, piedras o directamente en zonas despejadas de las orillas. Estos lugares estratégicos, sobre todo los situados en mitad de los cauces y que proporcionan mayor protección frente a sus predadores, están muy solicitados y en lugares con gran densidad, se amontonan unos sobre otros, intentando ocupar el mejor sitio para tomar el sol. Tienen predilección algunos ejemplares por piedras y troncos concretos a la hora de tomar el sol, y casi siempre vuelven al mismo sitio una vez que se han lanzado al agua debido a que se han sentido amenazados.
Habitualmente tienen un periodo de hibernación que comprende desde el mes de noviembre hasta el de febrero o marzo. Durante este periodo se entierran en el fondo del río o cerca de la orilla a la espera de mejores temperaturas. En lugares cercanos a la costa, con temperaturas invernales suaves no tienen una verdadera hibernación, simplemente reducen su actividad al mínimo, e incluso es posible observarlos tomando el sol en pleno mes de diciembre o enero. Aquellos que ocupan medios acuáticos no permanentes, o que viven en tramos de río que se secan en verano, tienen la capacidad de estivar, es decir, permanecen inactivos y enterrados, hasta que el agua vuelve a ocupar el cauce. Otros inician largos desplazamientos por tierra intentando localizar otro sitio adecuado que tenga agua.
El futuro de esta especie no parece muy halagüeño ya que sufre los mismos problemas de todos aquellos animales ligados a los medios acuáticos, con la destrucción generalizada de hábitats y pérdida de poblaciones. Existen varios factores que amenazan seriamente su futuro.