MEMBRIO: RELATOS AL ATARDECER-CXLII....

RELATOS AL ATARDECER-CXLII.
TU ACTITUD ES LO MÁS IMPORTANTE. De todo lo que llevas puesto tu actitud es lo más importante. Para muchos, la vida como tal, carece de sentido. El día a día adquiere su significado dependiendo del modo en que veamos las cosas, las valoremos y permitamos que impacten en nosotros. Podríamos decir entonces, que nosotros, con nuestra actitud, damos forma a todo lo que acontece a nuestro alrededor. En alguna ocasión te has encontrado con ese tipo de personas que van siempre a la defensiva, que buscan siempre los dobles sentidos y la cara más negativa de toda moneda. Las actitudes cerradas, poco receptivas e incluso inmaduras hacen que el mundo sea poco más que un túnel sin salida. Lo que piensas creas, de ahí que sea esencial tu actitud hacia la propia vida y el modo en que permites que las cosas lleguen a ti.
Actitud y personalidad están siempre relacionadas. No obstante, mientras la primera puede cambiarse y reestructurarse hacia un enfoque más abierto y positivo, nuestra personalidad tiene unas raíces muy largas y nadie puede ni va a cambiar de la noche a la mañana.
Todos vivimos momentos oscuros, y el día a día trae siempre esas nubes grises que no se escampan solo con soplar. En ocasiones, en lugar de luchar para ir en contra de algo no tenemos más remedio que aceptar y mantener una actitud positiva y constructiva. La vida siempre tiene días grises y días negros. Por ello, basta con abrir el paraguas y esperar a que escampe. No hay prisas, cuando menos lo esperes la tormenta se habrá callado y el día será aún más luminoso. Las actitudes se edifican a través de nuestras creencias, pero también por nuestras emociones. De ahí, que en ocasiones, y dependiendo de nuestro estado de ánimo, reaccionemos de un modo u otro.
No es fácil ni siquiera “esperable” que podamos mantener una actitud positiva cada día de nuestras vidas. Todos tenemos momentos bajos, y no por ello somos más o menos fuertes. Somos seres humanos y por tanto vulnerables, no obstante no lo dudes nunca, en tu vulnerabilidad también está tu fuerza.
En ocasiones acabamos llorando no porque seamos débiles, sino porque nos cansamos de ser fuertes. Pero son solo unos segundos, tras desahogarnos, nos vemos de nuevo con actitud de personas que pueden con todo, y que el aprendizaje se ha obtenido de la vida.
La actitud positiva debe trabajarse cada día. Es como una cuerda que hay que tensar para que el viento nos lleve ahí donde deseamos, y por ello debemos mantener el control de las tres dimensiones: los pensamientos, las emociones y nuestro comportamiento. Ten pues en cuenta estas sencillas dimensiones.
Las personas tenemos límites y no alcanzamos a controlar todo lo que nos rodea y, más aún, el mundo no siempre puede ser como nosotros deseamos.
Si no crees en ti mismo, si no te valoras y asumes que tienes derecho a equivocarte, a aprender y a ser feliz, nadie lo va a hacer por ti. Eres el dueño de tu destino y tu actitud es la brújula que irá permitiéndote subir montañas, siempre y cuando tú mismo te lo permitas, y por supuesto, creas en ello.