RELATOS AL ATARDECER-CLX.
EL SÍNDROME DE DORIAN GRAY. Es un conjunto de síntomas muy propio de los tiempos actuales. Consiste en una resistencia a envejecer y un miedo extremo a que el cuerpo se deforme con el paso de los años. Este tipo de resistencia se considera patológica siempre y cuando genere una serie de efectos negativos sobre el comportamiento. El nombre de este síndrome proviene de la famosa novela El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde. En ella se narra la historia de un hombre que quiere alcanzar la eterna juventud. Las circunstancias se conjugan para que sea un retrato suyo y no él, quien sufre el proceso de envejecimiento. La vanidad y el aspecto físico han cobrado una importancia inusitada en el mundo actual. De ahí que haya emergido el síndrome de Dorian Gray como una manifestación de ese culto al cuerpo que tanto marca nuestros días. Y de ahí que esto se haya convertido en un problema que roza los límites de lo patológico.
Lo más grave es que quienes padecen el síndrome de Dorian Gray a veces llegan a ejecutar prácticas peligrosas, con tal de evitar el envejecimiento. Cirugías múltiples, sobrecarga de Botox y actividades similares. Se sabe que cuando no hay control sobre ese tipo de procedimientos, la salud queda en riesgo. Es importante anotar que las personas que son víctimas del síndrome de Dorian Gray no solamente quieren permanecer con un aspecto externo juvenil, sino que también se niegan a completar su proceso de maduración emocional. Quieren seguir mirando la vida como si tuvieran 18 años. De hecho, siguen comportándose como adolescentes. Aún no existe una estandarización frente a los rasgos que presenta alguien con síndrome de Dorian Gray.
Este tipo de personas viven casi siempre entre la ilusión y la frustración. Fantasean con que un nuevo tratamiento o procedimiento les mejorará o devolverá la juventud. Cuando se dan cuenta de que aún no existe nada que pueda hacer plenamente realidad esa fantasía, se sienten frustrados, pero lo asumen como un fallo de intervención y no de su percepción.
El mayor temor es sentirse rechazado por no ajustarse a los cánones de belleza que impone su entorno. Asume que la forma de su cuerpo o de su rostro son un factor definitivo en su proyecto de vida. Algunos no permitirán que se les cosifique. Otros, en cambio, se pliegan pasivamente a esos mandatos. Desestiman su valor y le otorgan un poder exagerado a los mandatos sociales. En el fondo lo que existe es un rechazo hacia uno mismo. No se logra aceptar lo que uno es, ni cómo es. No se reconoce el poder que se tiene sobre uno mismo, ni la autonomía que ostenta todo ser humano. Estas personas se asumen como indefensas. Se defienden del mundo negándose a sí mismos. De ahí que la ansiedad sea para ellos una compañera constante. Se trata de una situación compleja que requiere de psicoterapia para ser superada. Hay que aceptar la edad y nadie te dará ni te quitará algunos años.
Se aconseja ser responsable en la utilización de los artículos de belleza disponibles en el mercado es el gran consejo que deben considerar quienes desean verse bellos y joviales, siempre optando por técnicas que no contemplen un riesgo para la salud física ni mental.
EL SÍNDROME DE DORIAN GRAY. Es un conjunto de síntomas muy propio de los tiempos actuales. Consiste en una resistencia a envejecer y un miedo extremo a que el cuerpo se deforme con el paso de los años. Este tipo de resistencia se considera patológica siempre y cuando genere una serie de efectos negativos sobre el comportamiento. El nombre de este síndrome proviene de la famosa novela El retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde. En ella se narra la historia de un hombre que quiere alcanzar la eterna juventud. Las circunstancias se conjugan para que sea un retrato suyo y no él, quien sufre el proceso de envejecimiento. La vanidad y el aspecto físico han cobrado una importancia inusitada en el mundo actual. De ahí que haya emergido el síndrome de Dorian Gray como una manifestación de ese culto al cuerpo que tanto marca nuestros días. Y de ahí que esto se haya convertido en un problema que roza los límites de lo patológico.
Lo más grave es que quienes padecen el síndrome de Dorian Gray a veces llegan a ejecutar prácticas peligrosas, con tal de evitar el envejecimiento. Cirugías múltiples, sobrecarga de Botox y actividades similares. Se sabe que cuando no hay control sobre ese tipo de procedimientos, la salud queda en riesgo. Es importante anotar que las personas que son víctimas del síndrome de Dorian Gray no solamente quieren permanecer con un aspecto externo juvenil, sino que también se niegan a completar su proceso de maduración emocional. Quieren seguir mirando la vida como si tuvieran 18 años. De hecho, siguen comportándose como adolescentes. Aún no existe una estandarización frente a los rasgos que presenta alguien con síndrome de Dorian Gray.
Este tipo de personas viven casi siempre entre la ilusión y la frustración. Fantasean con que un nuevo tratamiento o procedimiento les mejorará o devolverá la juventud. Cuando se dan cuenta de que aún no existe nada que pueda hacer plenamente realidad esa fantasía, se sienten frustrados, pero lo asumen como un fallo de intervención y no de su percepción.
El mayor temor es sentirse rechazado por no ajustarse a los cánones de belleza que impone su entorno. Asume que la forma de su cuerpo o de su rostro son un factor definitivo en su proyecto de vida. Algunos no permitirán que se les cosifique. Otros, en cambio, se pliegan pasivamente a esos mandatos. Desestiman su valor y le otorgan un poder exagerado a los mandatos sociales. En el fondo lo que existe es un rechazo hacia uno mismo. No se logra aceptar lo que uno es, ni cómo es. No se reconoce el poder que se tiene sobre uno mismo, ni la autonomía que ostenta todo ser humano. Estas personas se asumen como indefensas. Se defienden del mundo negándose a sí mismos. De ahí que la ansiedad sea para ellos una compañera constante. Se trata de una situación compleja que requiere de psicoterapia para ser superada. Hay que aceptar la edad y nadie te dará ni te quitará algunos años.
Se aconseja ser responsable en la utilización de los artículos de belleza disponibles en el mercado es el gran consejo que deben considerar quienes desean verse bellos y joviales, siempre optando por técnicas que no contemplen un riesgo para la salud física ni mental.