Chema Muñoz
DON JUAN
D. Juan es un señor alto y presente,
se lo dice la gente de buena compostura.
Con traje gris y con corbata oscura,
serio y formal como cualquiera,
que cede el asiento a todo el mundo
y si se presta, se baja de la acera
y te saluda haciendo un ademan con la derecha,
con la que abre las puertas y le pinta los ojos
a su alma nocturna.
.
D. Juan fue miembro del teatro
Popular de Cultura que le abrió
los telones de los ayuntamientos.
Con el pelo en gomina
y los zapatos con brillo de charol,
como sus dientes.
A D. Juan le van los mobiliarios y la literatura,
ya salió del armario con dos narices
y como los leones de las cortes
enseña su melena repeinada
con el tono de mármol, y se viste de cuero
desnudándose el alma.
D. Juan es un señor de gran presencia
y de mucha prudencia, que domina la historia,
no levantó la voz por no hacer daño,
pero hace unos años rompió el cinismo
y colgó en su solapa un lazo rosa
para dar rienda suelta a su mirada
lánguida, afeminada.
Ojos que acechan como la noche
rompiendo los silencios
y amando sin temores.
A D. Juan le van los mobiliarios y la literatura
ya salió del armario con dos narices
y por tener los tiene puestos
como los dos leones de Cibeles
.
D. Juan es un señor alto y presente
con traje gris y con corbata oscura,
serio y formal como cualquiera
y nunca pierde su buena compostura.
D. Juan es un “don Juan” de los de antes,
un caballero andante
sin lanza ni armadura,
es un carota repleto de verdades
con la palabra a tiempo
gozando vanidades.
D. Juan es pues un elemento
endulzando los vientos con sus ojos azules,
con sus manos abiertas acaricia la vida
y prologa las obras de los que siente dentro.
A D. Juan le van los mobiliarios y la literatura,
ya salió del armario con dos narices
y por tener los tiene muy bien puestos,
como los dos leones de Cibeles,
como los del Senado,
¡como los tienen puestos las mujeres.!
.
DON JUAN
D. Juan es un señor alto y presente,
se lo dice la gente de buena compostura.
Con traje gris y con corbata oscura,
serio y formal como cualquiera,
que cede el asiento a todo el mundo
y si se presta, se baja de la acera
y te saluda haciendo un ademan con la derecha,
con la que abre las puertas y le pinta los ojos
a su alma nocturna.
.
D. Juan fue miembro del teatro
Popular de Cultura que le abrió
los telones de los ayuntamientos.
Con el pelo en gomina
y los zapatos con brillo de charol,
como sus dientes.
A D. Juan le van los mobiliarios y la literatura,
ya salió del armario con dos narices
y como los leones de las cortes
enseña su melena repeinada
con el tono de mármol, y se viste de cuero
desnudándose el alma.
D. Juan es un señor de gran presencia
y de mucha prudencia, que domina la historia,
no levantó la voz por no hacer daño,
pero hace unos años rompió el cinismo
y colgó en su solapa un lazo rosa
para dar rienda suelta a su mirada
lánguida, afeminada.
Ojos que acechan como la noche
rompiendo los silencios
y amando sin temores.
A D. Juan le van los mobiliarios y la literatura
ya salió del armario con dos narices
y por tener los tiene puestos
como los dos leones de Cibeles
.
D. Juan es un señor alto y presente
con traje gris y con corbata oscura,
serio y formal como cualquiera
y nunca pierde su buena compostura.
D. Juan es un “don Juan” de los de antes,
un caballero andante
sin lanza ni armadura,
es un carota repleto de verdades
con la palabra a tiempo
gozando vanidades.
D. Juan es pues un elemento
endulzando los vientos con sus ojos azules,
con sus manos abiertas acaricia la vida
y prologa las obras de los que siente dentro.
A D. Juan le van los mobiliarios y la literatura,
ya salió del armario con dos narices
y por tener los tiene muy bien puestos,
como los dos leones de Cibeles,
como los del Senado,
¡como los tienen puestos las mujeres.!
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