Ahora que nos hablan los medios de comunicación sobre el Valle de los Caídos, nos hace florecer en el recuerdo aquella primera excursión que hicimos desde el pueblo en 1966, que apunto estuvimos de perderla porque parece ser, que lo primero que teníamos que hacer era estudiar… como si no se pudiese hacer las dos cosas… como si el viajar no fuese estudiar. Y lo primero que nos encontramos en el desván o “doblao” de la memoria es: la pérdida de un paquete de tabaco rubio ”Kent” comprado en Salamanca, con el consiguiente disgusto porque …porque no se tenía tanto dinero como se tiene ahora, en aquellas escalera intentando enseñarlas grandes uñas tenía el águila de San Juan; aparte de la inmensidad de aquella iglesia- confesamos que por aquellos entonces no sabíamos en qué se diferenciaba una catedral, de una iglesia primada, basílica, colegiata, arciprestal, parroquial sí… porque era la de mi pueblo- razón tenía aquél que nos mandaba a estudiar. Pero, lo que nunca olvidaremos, son aquellos extensos rosarios que nos hacia rezar en el autobús, la que a posteriori fuera nuestra suegra después y nuestra maestra de párvulos doña Quintina (no olvidarse que estuvo dos veces en el pueblo diferenciado en el tiempo)... CONTINUARÁ.
[...]El doctor Marañón (¡cómo no vas a conocer al Dr. Marañón… ¡, aquél medico que dijo que erl médico que sólo sabe Medicina, ni Medicina sabe) se confundió siendo sabio cuando también dijo que las guerras civiles duraban 100 años… sin añadirle el IVA. El que no se confundió fue el “tío Toribio”…. El “hombre de la encina” (otra confesión… ¡jamás nos han dicho ni nosotros hemos sabido diferenciar, la encina que en “El Candil”, ¡perdón… en “Laguna”!, se hallaba escondido) cuando aquella noche o madrugada, subido en un camión, camino de Valencia, -ya sabían a lo que iban - le dijo a un compañero: “No llores… nosotros hubiésemos hecho lo mismo”. Por lo tanto, después de al parecer estudiar tanto, tampoco sabemos, si la historia se repite… o es que no cambia. Tampoco –todo lo contario, agradecido estamos - rencor guardamos al que nos mandaba a estudiar antes de viajar. Y si hubiese sido así, no hubiésemos podido relatar. SALUDOS.
