Si empezamos así... Algo debió tener el lugar, cuando allí tenía tambien el
refugio de aquella
cabra silvestre, que te salía al
camino y los que la vieron decían textualmente que era " un demonio en persona", a juzgar por larga cornamenta y barba, con su fuero y maligno comportamiento. Estas son las cosas que se debían contar en las caminatas
nocturnas para que la gente no se disperse. SALUDOS.