RELATOS AL ATARDECER-CLXXIX.
EL ASNO Y LA PERRITA FALDERA. Un granjero tenía muchos animales de carga, entre ellos, un asno, que era su favorito y gozaba de muchos privilegios. Un día, el hombre entró en el establo con una perrita faldera que correteaba alrededor suyo y hacía lo imposible por llamar su atención. El granjero sacó un exquisito bocado de su bolsa y se lo lanzó como premio por sus gracias.
A continuación, se sentó para dar órdenes a sus empleados y la perrita aprovechó para ponerse en su regazo y recibir caricias. El asno había estado observando todo lo que la perra había hecho y, para llamar él la atención, salió de su cuadra, se subió sobre sus dos patas traseras y realizó movimientos similares a los del pequeño animal. Se acercó a su amo y puso sus patas frontales sobre sus hombros e inmediatamente los trabajadores castigaron al asno a base de palos por actuar mal.
Muchas veces dejamos que el éxito de otras personas influyan en nuestra manera de ver las cosas y, aún contando ya con algunos privilegios, anhelamos lo que el otro tiene o recibe. En la vida todos somos buenos en unas cosas y en otras no tanto, cada persona tiene virtudes y cualidades diferentes, así que debemos aprender a darle el valor que corresponde a cada persona y apreciar el nuestro propio.
EL ASNO Y LA PERRITA FALDERA. Un granjero tenía muchos animales de carga, entre ellos, un asno, que era su favorito y gozaba de muchos privilegios. Un día, el hombre entró en el establo con una perrita faldera que correteaba alrededor suyo y hacía lo imposible por llamar su atención. El granjero sacó un exquisito bocado de su bolsa y se lo lanzó como premio por sus gracias.
A continuación, se sentó para dar órdenes a sus empleados y la perrita aprovechó para ponerse en su regazo y recibir caricias. El asno había estado observando todo lo que la perra había hecho y, para llamar él la atención, salió de su cuadra, se subió sobre sus dos patas traseras y realizó movimientos similares a los del pequeño animal. Se acercó a su amo y puso sus patas frontales sobre sus hombros e inmediatamente los trabajadores castigaron al asno a base de palos por actuar mal.
Muchas veces dejamos que el éxito de otras personas influyan en nuestra manera de ver las cosas y, aún contando ya con algunos privilegios, anhelamos lo que el otro tiene o recibe. En la vida todos somos buenos en unas cosas y en otras no tanto, cada persona tiene virtudes y cualidades diferentes, así que debemos aprender a darle el valor que corresponde a cada persona y apreciar el nuestro propio.