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MEMBRIO: A decir verdad, la Nochevieja, no tuvo mucha relevancia...

A decir verdad, la Nochevieja, no tuvo mucha relevancia en el pueblo como tal. No iba más allá de alternar por los bares y recordarla como la última noche del año y se alternaba en pandilla con “chatos” (vasos de vino pequeños. Era tal el lio que se armaba con vino tinto, blanco con gaseosa o sin ella, que un conocido y estimado dueño de un bar nos decía, nos preguntaba o nos sentenciaba: ¿Llenos o vacios…?
Los que querían divertirse con bailes, cotillón o monsergas, no tenían más remedio que acercarse a la cercana Valencia en el “coche de línea” de la tardeo arrendar entre todos el taxis de Vicente A.; pasando y paseando toda la noche por los conocidos bailes de “Artesanos”, “La Unión” y “El Portugués”. Nos quedábamos en la pensión de “Quinito” o volver a las 7: 30 con el coche de línea” otra vez. Sea como sea, las Nocheviejas” en este pueblo se empezó a festejar de lo grande, cuando Samuel Claros cogió el “Salón de Abajo” a finales de los 60; cuando una vez a las cuatro de la madrugaban tocaban la última pieza: “Se van, se van…”, el respetable pedía: ¡Una más, una más! Complacido el respetable, con palmadas a los músicos premiaban. Después…. ¡ya está sonando otra vez el celular! Por si acaso: ¡Feliz Año! 1 … CONTINUARÁ. Saludos.