RELATOS AL ATARDECER-CLXXXVIII.
EL DON DE LA NOBLEZA Y LA GENEROSIDAD. Un hombre tuvo un sueño en el cual vio que su vecino le revelaba que tenía un gran tesoro para él. Por la mañana, nada más levantarse, se presentó ante su vecino y le contó lo sucedido. Éste se quedó muy sorprendido, pero encontró una explicación a ese sueño. Podría ser que tu sueño se refiriera a este precioso rubí que poseo, respondió, mientras se lo sacaba del bolsillo. Si soñaste que debo entregártelo, aquí lo tienes. Es tuyo, añadió. Era un rubí único en el mundo, de un valor incalculable. El hombre lo aceptó, cogió la joya y se fue a venderla.
Con el dinero obtenido adquirió todo tipo de propiedades y tierras, y empezó a llevar una vida de magnate, tal cual había soñado siempre. Sin embargo, el hombre, a pesar de su inmensa riqueza, no estaba satisfecho con su existencia y se deprimió.
Comenzó a vender todas sus pertenencias hasta que volvió a reunir la suma total invertida, con la que adquirió de nuevo el rubí. Regresó a la casa de su vecino y se lo devolvió diciéndole: Evidentemente me confundí. El gran tesoro que tú tenías que darme según mi sueño no es este rubí, sino el don que tú tienes en tu interior.
"El don de la nobleza y la generosidad". Ése es el verdadero tesoro que todos debemos aspirar a poseer.
EL DON DE LA NOBLEZA Y LA GENEROSIDAD. Un hombre tuvo un sueño en el cual vio que su vecino le revelaba que tenía un gran tesoro para él. Por la mañana, nada más levantarse, se presentó ante su vecino y le contó lo sucedido. Éste se quedó muy sorprendido, pero encontró una explicación a ese sueño. Podría ser que tu sueño se refiriera a este precioso rubí que poseo, respondió, mientras se lo sacaba del bolsillo. Si soñaste que debo entregártelo, aquí lo tienes. Es tuyo, añadió. Era un rubí único en el mundo, de un valor incalculable. El hombre lo aceptó, cogió la joya y se fue a venderla.
Con el dinero obtenido adquirió todo tipo de propiedades y tierras, y empezó a llevar una vida de magnate, tal cual había soñado siempre. Sin embargo, el hombre, a pesar de su inmensa riqueza, no estaba satisfecho con su existencia y se deprimió.
Comenzó a vender todas sus pertenencias hasta que volvió a reunir la suma total invertida, con la que adquirió de nuevo el rubí. Regresó a la casa de su vecino y se lo devolvió diciéndole: Evidentemente me confundí. El gran tesoro que tú tenías que darme según mi sueño no es este rubí, sino el don que tú tienes en tu interior.
"El don de la nobleza y la generosidad". Ése es el verdadero tesoro que todos debemos aspirar a poseer.