RELATOS AL ATARDECER-CXC.
EL REY PIRO Y EL FILÓSOFO. Un filósofo cínico vivió durante años en la corte del rey Pirro. El monarca, que era un conquistador, una especie de Alejandro de los persas, estaba constantemente haciendo planes de invasión y de conquista.
Un día se acercó al filósofo, quien se encontraba tumbado a la sombra de un árbol en el jardín del palacio, y le dijo: He hecho un plan y mañana mismo salgo con mi ejército. Vamos a cruzar el estrecho y a conquistar toda Grecia, todo el Peloponeso. El filósofo respondió: Muy bien. ¿Y después qué?. Después continuaremos adelante, hacia Italia, respondió el rey. ¿Y después?, insistió el filósofo. Pues seguiremos y procuraremos llegar hasta el fin del mundo, confesó Pirro. Bueno, muy bien, ¿y después?, insistió el hombre. Ya habré conquistado todo el mundo, dijo el monarca. ¿Y entonces qué?, le repitió, a lo que Pirro contestó: "Entonces podré descansar".
Y fue cuando el filósofo le dijo: Bueno, si de lo que se trata es de descansar, por qué no te sientas aquí conmigo bajo este árbol y empezamos directamente a descansar, sin tanto trajín.
Esta historia nos hace reflexionar sobre cuáles son nuestros verdaderos intereses, si estamos preparados para vivir con simplicidad o nos complicamos la vida con planes y objetivos innecesarios y artificiosos.
EL REY PIRO Y EL FILÓSOFO. Un filósofo cínico vivió durante años en la corte del rey Pirro. El monarca, que era un conquistador, una especie de Alejandro de los persas, estaba constantemente haciendo planes de invasión y de conquista.
Un día se acercó al filósofo, quien se encontraba tumbado a la sombra de un árbol en el jardín del palacio, y le dijo: He hecho un plan y mañana mismo salgo con mi ejército. Vamos a cruzar el estrecho y a conquistar toda Grecia, todo el Peloponeso. El filósofo respondió: Muy bien. ¿Y después qué?. Después continuaremos adelante, hacia Italia, respondió el rey. ¿Y después?, insistió el filósofo. Pues seguiremos y procuraremos llegar hasta el fin del mundo, confesó Pirro. Bueno, muy bien, ¿y después?, insistió el hombre. Ya habré conquistado todo el mundo, dijo el monarca. ¿Y entonces qué?, le repitió, a lo que Pirro contestó: "Entonces podré descansar".
Y fue cuando el filósofo le dijo: Bueno, si de lo que se trata es de descansar, por qué no te sientas aquí conmigo bajo este árbol y empezamos directamente a descansar, sin tanto trajín.
Esta historia nos hace reflexionar sobre cuáles son nuestros verdaderos intereses, si estamos preparados para vivir con simplicidad o nos complicamos la vida con planes y objetivos innecesarios y artificiosos.