Puertas cerradas, calles deshabitadas, obligaciones de visitar a los familiares que padres y abuelos te enseñaban; han hechos que las calles en su conjunto se visiten.; nuestros trayectos sean cada vez sean más escasos, monótonos y repetitivos. Decimos con una enorme simpleza. “Yo de aquí voy allí y si esta tal paro… y si hay ´esto o aquello entro”. Bien seguro que si no hubiera misa los domingos ni salíamos. Cualquier parecido con la cercano tiempo es mera coincidencia. Así nos pasa a nosotros con este lugar, edificación o recinto, situado en una calle que la visitábamos todos los días. Y después que la abuela nos daba un pequeño “bochinche” de aguardiente rebajada (¡no hombre no… de precio no!, con agua)... CONTINUARÁ. Saludos.