Atrás, pero muy atrás... quedó la costumbre de que cada espectador de cualquier función, llevar la silla para la representación. El Ayuntamamiento, hace lo posible - siempre lo ha hecho - para que todos tengamos asientos. Pero, ¿tan compresible seré yo... que venga dos personas mayores, que levanten a nuestros dos de sus cómodas sillas...? Alguien no muy lejano del lugar de los hechos, seguro que contestara: ¡Que hubieran venido antes! Y es que si los tiempos cambian,: a nosotros también nos arrastra, y es que todo; pero absolutamente, tiene su explicación. Otra cosas es, que sinceramente salgamos a su encuentro. Hoy me llevo una silla al hombro para ver teatro... del bueno, no el que hacemos nosotros. SALUDOS.