RELATOS AL ATARDECER-CCXV.
LA SUEGRA DE LILI. Hace ya un tiempo, me explicaron la historia de Lili, una joven que se casó muy enamorada y se fue a vivir con su marido y su suegra. Resulta que sus personalidades eran muy diferentes y ambas mujeres no tardaron en enfrentarse cada dos por tres. Por este motivo, Lili fue a visitar a un hombre sabio amigo de su padre, el Sr. Huang, en busca de consejo. Y éste le dijo: Toma este manojo de hierbas y ponle unas cuantas cada dos días en la comida para ir envenenándola lentamente. Pero, para evitar que sospechen de ti, hasta que muera, procura ser amable con ella y ayudarla.
Pasaron las semanas y cumplió a rajatabla lo que le había dicho el amigo de su padre, pero, para su sorpresa, su suegra estaba tan sana como siempre y en casa las cosas habían cambiado por completo, habían desaparecido las peleas y cada día quería más a su suegra. Así que, corrió a pedirle al Sr. Huang un antídoto para que la madre de su esposo no muriese.
El hombre se rió y le confesó: No te preocupes, las hierbas eran vitaminas; la que has cambiado has sido tú. El veneno estaba en tu mente, en tu actitud, y ahora lo sustituye el amor.
Y es que muchas veces obtendremos de los otros lo que les ofrecemos, por eso, si das amor, recibirás amor a cambio.
LA SUEGRA DE LILI. Hace ya un tiempo, me explicaron la historia de Lili, una joven que se casó muy enamorada y se fue a vivir con su marido y su suegra. Resulta que sus personalidades eran muy diferentes y ambas mujeres no tardaron en enfrentarse cada dos por tres. Por este motivo, Lili fue a visitar a un hombre sabio amigo de su padre, el Sr. Huang, en busca de consejo. Y éste le dijo: Toma este manojo de hierbas y ponle unas cuantas cada dos días en la comida para ir envenenándola lentamente. Pero, para evitar que sospechen de ti, hasta que muera, procura ser amable con ella y ayudarla.
Pasaron las semanas y cumplió a rajatabla lo que le había dicho el amigo de su padre, pero, para su sorpresa, su suegra estaba tan sana como siempre y en casa las cosas habían cambiado por completo, habían desaparecido las peleas y cada día quería más a su suegra. Así que, corrió a pedirle al Sr. Huang un antídoto para que la madre de su esposo no muriese.
El hombre se rió y le confesó: No te preocupes, las hierbas eran vitaminas; la que has cambiado has sido tú. El veneno estaba en tu mente, en tu actitud, y ahora lo sustituye el amor.
Y es que muchas veces obtendremos de los otros lo que les ofrecemos, por eso, si das amor, recibirás amor a cambio.
RELATO. Toma este manojo de hierbas y ponle unas cuantas cada dos días en la comida para ir envenenándola lentamente...............
¡Jesús, Jesús......................... que malas ideas tenemos los humanos.
¡Jesús, Jesús......................... que malas ideas tenemos los humanos.