RELATOS AL ATARDECER-CCXXI.
LA ESPAÑA VACIADA. Sobre la España vaciada se ha hecho más literatura que política seria y eficaz. Los gobernantes y los políticos solo prestan atención a este grave problema en las campañas electorales y, aun en las mismas, de manera tangente, pensando más en obtener votos en determinadas circunscripciones que en resolver las carencias de los pueblos que se despueblan. Para muchos pueblos vaciados ya no hay solución posible. Y ello por muchas razones. La despoblación no tiene marcha atrás y no puede retener o atraer población careciendo de los mínimos servicios para poder llevar en ellos una vida medianamente aceptable. No hay escuelas porque no hay niños. No hay tiendas porque no hay quien compre. Y, lo más importante, no hay puestos de trabajo.
La falta de posibilidades laborales es la principal causa por la que los jóvenes en edad de trabajar abandonan sus lugares de nacimiento para emigrar a las ciudades. También dejan sus localidades natales para poder acceder a una educación superior. Una vez conseguido un título universitario, no regresan a su pueblo de origen porque en él no pueden desarrollar su carrera.
La población española ha aumentado alrededor de un 36% desde 1975, se ha pasado de 34,2 millones a 46,9 millones.
¿A dónde se van? Depende en gran medida de su punto de origen. Ciudades como Madrid o Barcelona han visto desde hace muchos años que su población se disparaba a consecuencia de los inmigrantes llegados de zonas rurales de otras partes de España, también las capitales de provincias o ciudades medianas han experimentado un crecimiento.
La inmigración de ciudadanos extranjeros han visto en la despoblación de zonas rurales la oportunidad para labrarse una vida en España que se asientan en esos pueblos buscando la tranquilidad. Esta llegada ha cambiado la vida en muchos pueblos españoles hasta el punto de que en algunos municipios han registrado más extranjeros que españoles.
Quien si permanecerá en LA ESPAÑA VACIADA es la Iglesia. A pesar del envejecimiento del clero y la carestía vocacional, no ha abandonado ni abandonará a su suerte a su gente. La Iglesia ha renovado sus planes de unidades pastorales para alentar a los familiares y, sobre todo, a los mayores.
LA ESPAÑA VACIADA. Sobre la España vaciada se ha hecho más literatura que política seria y eficaz. Los gobernantes y los políticos solo prestan atención a este grave problema en las campañas electorales y, aun en las mismas, de manera tangente, pensando más en obtener votos en determinadas circunscripciones que en resolver las carencias de los pueblos que se despueblan. Para muchos pueblos vaciados ya no hay solución posible. Y ello por muchas razones. La despoblación no tiene marcha atrás y no puede retener o atraer población careciendo de los mínimos servicios para poder llevar en ellos una vida medianamente aceptable. No hay escuelas porque no hay niños. No hay tiendas porque no hay quien compre. Y, lo más importante, no hay puestos de trabajo.
La falta de posibilidades laborales es la principal causa por la que los jóvenes en edad de trabajar abandonan sus lugares de nacimiento para emigrar a las ciudades. También dejan sus localidades natales para poder acceder a una educación superior. Una vez conseguido un título universitario, no regresan a su pueblo de origen porque en él no pueden desarrollar su carrera.
La población española ha aumentado alrededor de un 36% desde 1975, se ha pasado de 34,2 millones a 46,9 millones.
¿A dónde se van? Depende en gran medida de su punto de origen. Ciudades como Madrid o Barcelona han visto desde hace muchos años que su población se disparaba a consecuencia de los inmigrantes llegados de zonas rurales de otras partes de España, también las capitales de provincias o ciudades medianas han experimentado un crecimiento.
La inmigración de ciudadanos extranjeros han visto en la despoblación de zonas rurales la oportunidad para labrarse una vida en España que se asientan en esos pueblos buscando la tranquilidad. Esta llegada ha cambiado la vida en muchos pueblos españoles hasta el punto de que en algunos municipios han registrado más extranjeros que españoles.
Quien si permanecerá en LA ESPAÑA VACIADA es la Iglesia. A pesar del envejecimiento del clero y la carestía vocacional, no ha abandonado ni abandonará a su suerte a su gente. La Iglesia ha renovado sus planes de unidades pastorales para alentar a los familiares y, sobre todo, a los mayores.