Entramos en la iglesia y enseguida vemos un anafre con brasas incandescente; desconfiado y por señal preguntamos al que está en el banco sentado: ¿Y esto…´´´? El hombre no estará muy enterado y se encoge de hombros. Pero aquí no queda la cosa… sigue más adelante y ve un baño de barro vidriado lleno de agua encima de una mesa… Será para apagar el fuego que hay ahí atrás. Da la impresión que nunca ha asistido a la Vigilia Pascual. Vemos a monaguillos deslucidando en la puerta de la sacristía quién o quienes van a tocar las campanas y quién se queda en el coro para avisarlo. Pero todo queda resuelto cuando el tío Severiano Alfonso; el “mejor campanero de todos los tiempos” se ofrece a ello… CONTINUARÁ. Saludos..