MEMBRIO: DIENTE DE LEÓN....

DIENTE DE LEÓN.
Entre el dedo índice y el pulgar sujetamos el tallo que sostiene los frágiles filamentos. Los acercamos con cuidado a la boca y con un leve suspiro, como por arte de magia, salen despedidos por el aire esparciendo las semillas. A estas voladoras semillas, que envuelve nuestro aliento, unimos los íntimos deseos que las acompañan, e irán a parar allí, donde el viento y la ilusión los lleven. Vuelo de vilanos, juego infantil de los paracaídas.
Como niños jugamos a pedir lo difícil, o lo imposible, a cualquier elemento del paisaje con el que tropezamos en nuestro caminar: el agua manando de una fuente, una margarita, el río, la primera estrella al anochecer o la última de la madrugada. Y es que la naturaleza escucha y habla a quien conoce su lenguaje. Luego, nos concede o no lo que pedimos, según. Procede sabiamente para no acabar en lágrimas tantas veces.
Es una planta sobradamente conocida, crece en los prados, por cualquier rincón y en las orillas de los caminos.
Muy apreciada por sus propiedades medicinales. Es antirreumática, diurética, digestiva, adelgazante, depurativa, etc. Médicos árabes de los siglos X y XI ya la mencionan en sus obras y en la India la aprecian sobre todo por ser un buen tratamiento de las enfermedades hepáticas.
Hay algo de magia en ese “visto y no visto” de los vilanos al viento. Flotan primero en el aire, suben y bajan temblorosos y emprenden un vuelo en libertad siempre con destino incierto.