*CUANDO SE CIERRA LA CASA DE LOS ABUELOS*
CAPITULO 2.
Cuando cerramos *la casa de los abuelos*, damos por terminado las tardes de alegría con tíos, primos, nietos, sobrinos, padres, hermanos, e incluso, novi@s pasajeros que se enamoran del ambiente que allí se respira. Ni siquiera hace falta salir a la calle, estar en *la casa de los abuelos* es lo que toda la familia necesitaba para ser feliz. Los reencuentros en navidad, regados con el olor a pintura fresca cual incienso, con gaitas y música de Billo’s al fondo, las tertulias de enramada, que cada año que llegan piensas si será la última vez. Cuesta aceptar que esto tenga fecha límite, que algún día todo estará cubierto de polvo y las risas serán un recuerdo ido de tal vez tiempos mejores.
CAPITULO 2.
Cuando cerramos *la casa de los abuelos*, damos por terminado las tardes de alegría con tíos, primos, nietos, sobrinos, padres, hermanos, e incluso, novi@s pasajeros que se enamoran del ambiente que allí se respira. Ni siquiera hace falta salir a la calle, estar en *la casa de los abuelos* es lo que toda la familia necesitaba para ser feliz. Los reencuentros en navidad, regados con el olor a pintura fresca cual incienso, con gaitas y música de Billo’s al fondo, las tertulias de enramada, que cada año que llegan piensas si será la última vez. Cuesta aceptar que esto tenga fecha límite, que algún día todo estará cubierto de polvo y las risas serán un recuerdo ido de tal vez tiempos mejores.