En estos lares extremeños hay varias crónicas de los pueblos que nos dicen las formas de vivir en aquellos años que cuando se escaseaba el agua era considerada como el oro. En tiempos de escasez y en ocasiones se iba a pozos particulares para llenar el cántaro de agua y había que pagar dinero para llenarlo.
Cáceres. Buena conducta.
En varias ordenanzas de Cáceres se recalca que el alcalde dará las licencias de aguador a las personas que tuvieran informes de buena conducta, pudiendo leerse en la ordenanza municipal de 1859 que los aguadores llenarán en las fuentes cuando les toque la vez «y no armarán ninguna clase de disputas con el vecindario».
Hay una ordenanza de Cáceres de 1494 que fija el precio que estos 'profesionales' tenían que pedir por el agua. Estipula, por ejemplo, que dentro de la ciudad amurallada no deberían cobrar por carga más de tres blancas (moneda antigua de cobre, de vellón), y si se pasaba del precio tenían que pagar una multa de un real de plata.
Cáceres. Buena conducta.
En varias ordenanzas de Cáceres se recalca que el alcalde dará las licencias de aguador a las personas que tuvieran informes de buena conducta, pudiendo leerse en la ordenanza municipal de 1859 que los aguadores llenarán en las fuentes cuando les toque la vez «y no armarán ninguna clase de disputas con el vecindario».
Hay una ordenanza de Cáceres de 1494 que fija el precio que estos 'profesionales' tenían que pedir por el agua. Estipula, por ejemplo, que dentro de la ciudad amurallada no deberían cobrar por carga más de tres blancas (moneda antigua de cobre, de vellón), y si se pasaba del precio tenían que pagar una multa de un real de plata.