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RELATOS AL ATARDECER-CCLXXVI
MADUREZ. Madurez es decir sin miedo y sin culpa. La madurez se puede describir de mil maneras diferentes. Existen distintas características y rasgos que se atribuyen a las personas maduras. Sin embargo, en esa amalgama de cualidades resalta una característica vinculada a la madurez psicológica, la autoafirmación.
Gracias a la autoafirmación adquirimos la seguridad y la serenidad necesarias para tomar las riendas de nuestra vida, aceptando aquello que realmente nos apetece y rechazando todo aquello que nos daña.
Hay un momento en la vida en el que, o nos liberamos de los miedos y las presiones sociales, o terminamos viviendo según sus reglas y permitimos que dicten nuestras decisiones. Las presiones sociales, implícitas y explícitas, son muchas y provienen de todas partes.
Aunque suelen originarse en la sociedad a la que pertenecemos y la cultura en la que estamos imbuidos, se perpetúan y presionándonos a través de las personas y medios de comunicación.
A veces esas presiones nos empujan por derroteros que no habríamos elegido libremente. Nos maniatan a golpe de “tú no puedes” o “no debes”. Esos mensajes, repetidos día tras día, terminan haciendo mella en nosotros.
Nos adaptamos a los roles sociales que debemos desempeñar para evitar la decepción en los rostros de los demás. Sin embargo, de tanto adaptarnos a sus normas y expectativas, podemos terminar invalidándonos a nosotros mismos. Podemos terminar acallando nuestra voz interior o incluso privándonos del imprescindible oxígeno psicológico para respirar.