«FUERON SEMANAS DE TERROZ; EL CAMINO DE LA RESIDENCIA A CASA LO HACIA LLORANDO »
Una semana antes del estado de alarma, la residencia Geryvida de Cáceres suspendió las visitas de los familiares: «empezamos a preocuparnos con todo lo que estaba pasando en Italia y a tener miedo», recuerda Beatriz Pinilla, la consejera delegada de este centro residencial privado con unos 180 residentes. Luego aquella medida se generalizó y llegó lo más duro. ¿Cómo lo recuerda? «Fueron unas semanas de pánico y terror, de noches sin dormir. Fue horrible porque no teníamos conocimiento de nada, comprar equipos de protección era complicadísimo, tuvimos que sectorizar parte de la residencia. Era dramático. A finales de marzo no sabías nunca con qué personal ibas a contar cada día y tuvimos que reforzar las plantillas». Pero el día que tiene clavado en su mente fue cuando se dio el primer caso positivo de covid dentro del centro: «Hubo lágrimas en todo el equipo. El camino de la residencia a casa lo hacía llorando». Han tenido que lamentar algún fallecimiento por la fragilidad de los mayores, pero desde septiembre no registran ningún caso covid en este centro. Luego llegó la vacuna, «el 7 de enero es un día difícil de olvidar, qué caras de felicidad. La vacuna nos ha dado una alegría y una paz increíble, todo el mundo está vacunado y ahora mismo somos de los sitios más seguros». Siguen manteniendo las medidas de seguridad, protección y mucha prudencia, pero «ahora tenemos mucha tranquilidad».
Una semana antes del estado de alarma, la residencia Geryvida de Cáceres suspendió las visitas de los familiares: «empezamos a preocuparnos con todo lo que estaba pasando en Italia y a tener miedo», recuerda Beatriz Pinilla, la consejera delegada de este centro residencial privado con unos 180 residentes. Luego aquella medida se generalizó y llegó lo más duro. ¿Cómo lo recuerda? «Fueron unas semanas de pánico y terror, de noches sin dormir. Fue horrible porque no teníamos conocimiento de nada, comprar equipos de protección era complicadísimo, tuvimos que sectorizar parte de la residencia. Era dramático. A finales de marzo no sabías nunca con qué personal ibas a contar cada día y tuvimos que reforzar las plantillas». Pero el día que tiene clavado en su mente fue cuando se dio el primer caso positivo de covid dentro del centro: «Hubo lágrimas en todo el equipo. El camino de la residencia a casa lo hacía llorando». Han tenido que lamentar algún fallecimiento por la fragilidad de los mayores, pero desde septiembre no registran ningún caso covid en este centro. Luego llegó la vacuna, «el 7 de enero es un día difícil de olvidar, qué caras de felicidad. La vacuna nos ha dado una alegría y una paz increíble, todo el mundo está vacunado y ahora mismo somos de los sitios más seguros». Siguen manteniendo las medidas de seguridad, protección y mucha prudencia, pero «ahora tenemos mucha tranquilidad».