El ajo porro o ajo de cigüeña (desprenden olor a ajos) nos los encontrábamos en "tierra santa" durante la siega y los segadores le daban un golpe con la hoz a media altura y planta al suelo y así se quitaban un peligro que la flor les diera en los ojos y les causara algún daño.
Este peligro también ocurría con las espigas del trigo y cebada pero el fruto de estas había que llevarlo a las trojes que era el pan de cada día del labrador y familia y el ajo porro no valía nada.
¡Jesús, Jesús......... si no vales golpe con la hoz y al suelo!
Este peligro también ocurría con las espigas del trigo y cebada pero el fruto de estas había que llevarlo a las trojes que era el pan de cada día del labrador y familia y el ajo porro no valía nada.
¡Jesús, Jesús......... si no vales golpe con la hoz y al suelo!