RELATOS AL ATARDECER-CCXCII
VIVE Y AYUDA A VIVIR. No sé si existe una edad en que uno es más consciente de que la vida se nos puede ir de entre las manos sin darnos cuenta, de un momento para otro, o si tiene que ocurrir algo cercano que nos haga reflexionar, o quizá todo esto es sólo un pensamiento extraño. Cuándo es cuando realmente sentimos que ese paso puede ocurrir, lo intuimos, lo sabemos, se presiente.
Nada de eso sé, lo que sí tengo claro es que no tener en cuenta el único final posible, mientras vivimos, a cada instante, nos hace vivir diferente, no aprovechar cada minuto, condicionando nuestra felicidad a momentos posteriores que no tenemos asegurados.
Además, hace que dramaticemos en exceso, mucho de lo que nos acontece inesperadamente, como si lo normal en esta vida fuese que no ocurriese nada, que los avatares continuos de vivir los pudiésemos minimizar hasta no sentirlos ni sufrirlos apenas, creyéndonos que la edad, o cuidarnos, o no correr los riesgos que a cada uno de nosotros nos resultan “los innecesarios”, fuese un salvoconducto de primera y que mientras, pudiésemos seguir haciendo planes.
A John Lenon le atribuyen una frase de contenido similar, algo así como que, "la vida es lo que nos pasa mientras nos dedicamos a hacer planes", y es que tal sensibilidad no podía plasmarlo mejor.
Después siempre queda lo que pudiste decir y no dijiste, lo que pudiste hacer y no hiciste, y un sinfín de lamentaciones que pesan sobre ti, dejándote poco espacio y poca energía para disfrutar de tu viaje. Mientras estemos aquí, vivamos cada minuto. Agradeciendo a quienes tenemos y lo que tenemos, diciéndoselo a menudo, compartiendo alegrías y cariño. Haciendo de nuestros entornos lugares alegres, llenos de energía. Ayudando a quienes en cada momento necesitan de nuestro impulso para remontar esos obstáculos que la vida nos pone a todos en el camino, sabiendo que esa es nuestra mejor forma de contribuir.
Decididos a superarlos, contagiados de esas ganas de vivir que te da saber que no hay que perder tiempo en quejas y lamentos puesto que, en cualquier momento, a cualquier edad y en cualquier lugar se puede terminar nuestra aventura.
Seguro que si prefieres no pensarlo, seguir disimulando, por miedo, no hablar de ello o esconderlo, la vida te sorprenderá igual pero, ¿en qué condiciones estarás para afrontarlo?
VIVE Y AYUDA A VIVIR. No sé si existe una edad en que uno es más consciente de que la vida se nos puede ir de entre las manos sin darnos cuenta, de un momento para otro, o si tiene que ocurrir algo cercano que nos haga reflexionar, o quizá todo esto es sólo un pensamiento extraño. Cuándo es cuando realmente sentimos que ese paso puede ocurrir, lo intuimos, lo sabemos, se presiente.
Nada de eso sé, lo que sí tengo claro es que no tener en cuenta el único final posible, mientras vivimos, a cada instante, nos hace vivir diferente, no aprovechar cada minuto, condicionando nuestra felicidad a momentos posteriores que no tenemos asegurados.
Además, hace que dramaticemos en exceso, mucho de lo que nos acontece inesperadamente, como si lo normal en esta vida fuese que no ocurriese nada, que los avatares continuos de vivir los pudiésemos minimizar hasta no sentirlos ni sufrirlos apenas, creyéndonos que la edad, o cuidarnos, o no correr los riesgos que a cada uno de nosotros nos resultan “los innecesarios”, fuese un salvoconducto de primera y que mientras, pudiésemos seguir haciendo planes.
A John Lenon le atribuyen una frase de contenido similar, algo así como que, "la vida es lo que nos pasa mientras nos dedicamos a hacer planes", y es que tal sensibilidad no podía plasmarlo mejor.
Después siempre queda lo que pudiste decir y no dijiste, lo que pudiste hacer y no hiciste, y un sinfín de lamentaciones que pesan sobre ti, dejándote poco espacio y poca energía para disfrutar de tu viaje. Mientras estemos aquí, vivamos cada minuto. Agradeciendo a quienes tenemos y lo que tenemos, diciéndoselo a menudo, compartiendo alegrías y cariño. Haciendo de nuestros entornos lugares alegres, llenos de energía. Ayudando a quienes en cada momento necesitan de nuestro impulso para remontar esos obstáculos que la vida nos pone a todos en el camino, sabiendo que esa es nuestra mejor forma de contribuir.
Decididos a superarlos, contagiados de esas ganas de vivir que te da saber que no hay que perder tiempo en quejas y lamentos puesto que, en cualquier momento, a cualquier edad y en cualquier lugar se puede terminar nuestra aventura.
Seguro que si prefieres no pensarlo, seguir disimulando, por miedo, no hablar de ello o esconderlo, la vida te sorprenderá igual pero, ¿en qué condiciones estarás para afrontarlo?