RELATOS AL ATARDECER-CCXCIII
LAS PALABRAS Y SU PODER. Las palabras tienen mucho poder y nos influyen en positivo o negativo. Depende del ánimo que tengamos así nos caerá bien una palabra o no. También depende del tono con que se pronuncie la palabra. Si una persona está deprimida y tiene palabras de aliento a su lado, lógicamente será más beneficioso para ella. Si por el contrario son palabras pesimistas se hundirá más. Cuando estamos con niños, siempre procuramos hablar bien, me refiero a no decir palabras que suena mal, porque los niños son esponjas que absorben todo, tanto lo bueno, como lo no tan bueno, aplicándolo luego en su vida.
Hay palabras destructivas que te llegan a lo más profundo de tu ser, te hieren, te hacen daño. Salen de nuestra boca como flechas y no nos paramos a pensar en el daño que podemos causar. Por eso es mejor pensar las cosas antes de decirlas. Y si las hemos dicho en un momento de furia irremediable por lo menos ser humildes y pedir perdón. El tono con que se pronuncian las palabras también hace cambiar el significado.
Hay un refrán que dice “Las palabras se las lleva el viento”, pues unas sí, otras no. Si son palabras que duelen nunca no se olvidan, se quedan grabadas en nuestro disco duro cerebral. De igual manera que si son alentadoras y gratificantes tampoco se olvidan.
No hay nada mejor que un día que te levantas diciendo que todo se te resiste y que te encuentras un poco desmotivado, busca palabras que te reconforten y te ayudaran a seguir hacia adelante y si es con un abrazo mejor. Nosotros mismos a diario también nos decimos palabras negativas y destructivas hacia nuestra persona. Olvida el No y piensa en el Sí.
LAS PALABRAS Y SU PODER. Las palabras tienen mucho poder y nos influyen en positivo o negativo. Depende del ánimo que tengamos así nos caerá bien una palabra o no. También depende del tono con que se pronuncie la palabra. Si una persona está deprimida y tiene palabras de aliento a su lado, lógicamente será más beneficioso para ella. Si por el contrario son palabras pesimistas se hundirá más. Cuando estamos con niños, siempre procuramos hablar bien, me refiero a no decir palabras que suena mal, porque los niños son esponjas que absorben todo, tanto lo bueno, como lo no tan bueno, aplicándolo luego en su vida.
Hay palabras destructivas que te llegan a lo más profundo de tu ser, te hieren, te hacen daño. Salen de nuestra boca como flechas y no nos paramos a pensar en el daño que podemos causar. Por eso es mejor pensar las cosas antes de decirlas. Y si las hemos dicho en un momento de furia irremediable por lo menos ser humildes y pedir perdón. El tono con que se pronuncian las palabras también hace cambiar el significado.
Hay un refrán que dice “Las palabras se las lleva el viento”, pues unas sí, otras no. Si son palabras que duelen nunca no se olvidan, se quedan grabadas en nuestro disco duro cerebral. De igual manera que si son alentadoras y gratificantes tampoco se olvidan.
No hay nada mejor que un día que te levantas diciendo que todo se te resiste y que te encuentras un poco desmotivado, busca palabras que te reconforten y te ayudaran a seguir hacia adelante y si es con un abrazo mejor. Nosotros mismos a diario también nos decimos palabras negativas y destructivas hacia nuestra persona. Olvida el No y piensa en el Sí.