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RELATOS AL ATARDECER-CCXCVI
EL ASNO CON PIEL DE LEÓN. Cuando Bramadatta reinaba en Benarés, había un viejo mercader que viajaba de pueblo en pueblo, llevando sus mercancías a lomos de un asno. Este mercader se valía de un ingenioso ardid para alimentar a su burro. Tan pronto como llegaba a un pueblo, lo descargaba y lo cubría enseguida con una piel de león; luego lo soltaba en un campo de arroz o alfalfa. El asno comía hasta hincharse y los dueños de los campos no se atrevían a echarle, ya que creían que se trataba de un león verdadero.
Un día el mercader llegó a un pueblo, y como había hecho en los otros, soltó al asno en un campo de verde alfalfa. El dueño, al ver lo que él suponía un león huyó, aterrorizado, al pueblo, y contó a sus convecinos lo que estaba ocurriendo. Sin vacilar un momento, todos se armaron hasta los dientes y corrieron al encuentro del león.
Este, al ver acercarse a tanta gente lanzó un sonoro rebuzno y descubrió a los campesinos su disfraz, y que tuvo además por consecuencia irritarlos mucho más. En un momento cayeron todos sobre él y lo molieron a palos de tal manera, que cuando al fin el mercader logró rescatarlo, estaba moribundo.
El hombre se tiró de los pelos al ver que por su avaricia había perdido a un compañero fiel y útil, y mientras el pollino moría, el viejo iba diciendo: Quien se atribuye méritos ajenos, no tienen un final nada bueno.
Respuestas ya existentes para el anterior mensaje:
VIRGO, un buen relato como todos los que expones, no me extraña que de otros FOROS te lo copien, lo de "quien se atribuye méritos ajenos, no tienen un final nada bueno", humildemente añadiríamos "ni final feliz y siempre se quedaran con el culo al aire", procuramos y creo que lo conseguimos leerlos todos ¡haber si aprendemos algo ¡......