RELATOS AL ATARDECER-CCCXII
LEYENDA DEL MURCIÉLAGO. Se cuenta que hace millones de años existió un murciélago que como volaba quiso parecerse al resto de las aves para ello le pidió al creador que le diera plumas. Y así lo hizo.
El murciélago al principio era como lo conocemos hoy y se llamaba biguidibela, (biguidi = mariposa y bela = carne; el nombre venía a significar algo así como mariposa desnuda). Por consiguiente, cuando se vio con hermosas plumas de colores comenzó a volar por todos los lugares de la tierra recreándose en su imagen. Incluso, en una ocasión, con el eco de su vuelo provocó un maravilloso arcoíris.
Todas las aves lo observaban fascinados y comenzaron a alabarlo. La soberbia se apoderó de él y miraba con desprecio al resto de las aves. Por lo tanto, se decía así mismo: Soy la más bella de las aves. El resto de las aves se sentían humilladas.
Las aves fueron a decírselo a su creador y este llamó al murciélago quien le dijo que se arrepintiera de su soberbia. El murciélago en vez de admitirlo comenzó a decir yo soy la más bella de las aves y comenzó a aletear muy ufano. En cada movimiento que hacía para lucir su plumaje se fueron desprendiendo sus bellas plumas. De pronto, se descubrió que se había quedado sin plumas. Avergonzado, decidió refugiarse en las cuevas. Desde entonces, el murciélago vivió recluido en la oscuridad, lamentando su soberbia actitud.
LEYENDA DEL MURCIÉLAGO. Se cuenta que hace millones de años existió un murciélago que como volaba quiso parecerse al resto de las aves para ello le pidió al creador que le diera plumas. Y así lo hizo.
El murciélago al principio era como lo conocemos hoy y se llamaba biguidibela, (biguidi = mariposa y bela = carne; el nombre venía a significar algo así como mariposa desnuda). Por consiguiente, cuando se vio con hermosas plumas de colores comenzó a volar por todos los lugares de la tierra recreándose en su imagen. Incluso, en una ocasión, con el eco de su vuelo provocó un maravilloso arcoíris.
Todas las aves lo observaban fascinados y comenzaron a alabarlo. La soberbia se apoderó de él y miraba con desprecio al resto de las aves. Por lo tanto, se decía así mismo: Soy la más bella de las aves. El resto de las aves se sentían humilladas.
Las aves fueron a decírselo a su creador y este llamó al murciélago quien le dijo que se arrepintiera de su soberbia. El murciélago en vez de admitirlo comenzó a decir yo soy la más bella de las aves y comenzó a aletear muy ufano. En cada movimiento que hacía para lucir su plumaje se fueron desprendiendo sus bellas plumas. De pronto, se descubrió que se había quedado sin plumas. Avergonzado, decidió refugiarse en las cuevas. Desde entonces, el murciélago vivió recluido en la oscuridad, lamentando su soberbia actitud.