RELATOS AL ATARDECER-CCCXIX
EL PASTOR BROMISTA. Un pastor, que llevaba su rebaño lejos de la aldea y cuando se encontraba aburrido se le ocurría hacer bromas a los aldeanos.
El pastor gritaba: ¡El lobo, el lobo! Los lobos están atacando a mis ovejas.
Los aldeanos salían corriendo para ayudar al pastor y ahuyentar al lobo. Al llegar al lugar donde se encontraba el rebaño no encontraron ningún lobo.
Cuando esto ocurría el pastor se echaba a reír al ver los rostros de los aldeanos enojados.
No grites ¡El lobo, el lobo! cuando no hay ningún lobo, dijeron los aldeanos y se fueron enfadados a la aldea.
Dos veces más volvió a gastar la misma broma y volvieron a salir corriendo a donde se encontraba el rebaño para auxiliarlo y ocurrió lo mismo, no había lobo y le dijeron con severidad: Estamos enfadados con tus mentiras, no pidas auxilio cuando en realidad no hay lobos y déjanos tranquilos y en paz.
Llegó un día y en realidad vio a varios lobos cerca de su rebaño. Asustado, gritó tan fuerte como pudo: ¡El lobo, el lobo! Los lobos están acercándose al rebaño para atacar a mis ovejas.
Esta vez y cansados de las mentiras del pastor no le hicieron caso y no acudieron para ayudarle.
El pastor lloró inconsolablemente mientras veía a los lobos atacando al rebaño sin poder hacer nada considerable para evitarlo.
Al atardecer, el pastor regresó a la aldea con tristeza y les dijo a todos: El lobo apareció y atacó a mis ovejas causándome un gran daño. ¿Por qué no quisieron ayudarme?
Nos engañaste muchas veces y a un mentiroso nadie le cree e incluso cuando dice la verdad.
EL PASTOR BROMISTA. Un pastor, que llevaba su rebaño lejos de la aldea y cuando se encontraba aburrido se le ocurría hacer bromas a los aldeanos.
El pastor gritaba: ¡El lobo, el lobo! Los lobos están atacando a mis ovejas.
Los aldeanos salían corriendo para ayudar al pastor y ahuyentar al lobo. Al llegar al lugar donde se encontraba el rebaño no encontraron ningún lobo.
Cuando esto ocurría el pastor se echaba a reír al ver los rostros de los aldeanos enojados.
No grites ¡El lobo, el lobo! cuando no hay ningún lobo, dijeron los aldeanos y se fueron enfadados a la aldea.
Dos veces más volvió a gastar la misma broma y volvieron a salir corriendo a donde se encontraba el rebaño para auxiliarlo y ocurrió lo mismo, no había lobo y le dijeron con severidad: Estamos enfadados con tus mentiras, no pidas auxilio cuando en realidad no hay lobos y déjanos tranquilos y en paz.
Llegó un día y en realidad vio a varios lobos cerca de su rebaño. Asustado, gritó tan fuerte como pudo: ¡El lobo, el lobo! Los lobos están acercándose al rebaño para atacar a mis ovejas.
Esta vez y cansados de las mentiras del pastor no le hicieron caso y no acudieron para ayudarle.
El pastor lloró inconsolablemente mientras veía a los lobos atacando al rebaño sin poder hacer nada considerable para evitarlo.
Al atardecer, el pastor regresó a la aldea con tristeza y les dijo a todos: El lobo apareció y atacó a mis ovejas causándome un gran daño. ¿Por qué no quisieron ayudarme?
Nos engañaste muchas veces y a un mentiroso nadie le cree e incluso cuando dice la verdad.