Luz ahora 0,06910 €/kWh

MEMBRIO: RELATOS AL ATARDECER-CCCXXVIII...

RELATOS AL ATARDECER-CCCXXVIII
LA ROSA Y EL AMARANTO. En una calle muy frecuentada por la gente se hallaba un jardín lleno de amarantos y, muy cerca de él, un jardín de hermosas y grandes rosas.
El amaranto observaba cada día con gran envidia y admiración a las rosas del jardín vecino, hasta que un día se animó a expresa su fascinación por ellas."Qué encantadoras sois" Todo el mundo os aprecia, admira y desea teneros. Que daría yo por tener vuestra belleza y exquisito aroma, les dijo el amaranto.
Unos halagos a los que el rosal contestó: Todo lo que dices sobre mis flores, es cierto amigo amaranto, pero son tan efímeras que apenas tengo tiempo de encariñarme con ellas. De hecho, aunque mis rosas sean cortadas por la mano de algún jardinero para servir de adorno, estas también pierden su hermosura en muy pocos días. En cambio tú, no tienes que preocuparte por esas cosas, ya que tus flores nunca pierden su color y tus hojas lucen siempre tan brillantes, que da la impresión de que todos los días renaces.
Esta historia nos enseña que, en lugar de envidiar las virtudes de los demás, lo mejor que podemos hacer es empezar a apreciar más nuestras fortalezas.