RELATOS AL ATARDECER-CCCXXIX
LOS PREJUICIOS DEL BEDUINO. Un beduino iba en camello trasportando dos sacos y se encontró a un hombre que le preguntó: ¿Qué lleva tu camello? En un lado, un saco lleno de maíz y, en el otro, uno de arena, contestó el beduino. Sería mejor repartir el maíz entre los dos sacos para equilibrar la carga, observó el hombre.
Tienes razón. Que listo eres. Sube a mi camello. Ven. El hombre subió al camello y el beduino, intrigado, le preguntó quién era. Un hombre tan inteligente como tú tiene que ser un sultán o un visir. No soy nadie, le contestó el desconocido. ¿Eres comerciante? ¿Eres rico?, insistió el dueño del camello.
No soy comerciante ni tengo nada. Y entonces, el beduino le gritó: Si no eres nadie, baja de mi camello y vete de aquí. Y el pobre hombre así lo hizo, alejándose de él sin mirar atrás.
Esta historia nos enseña que, a veces, no valoramos a las personas por lo que son, sino por su posición económica y social.
LOS PREJUICIOS DEL BEDUINO. Un beduino iba en camello trasportando dos sacos y se encontró a un hombre que le preguntó: ¿Qué lleva tu camello? En un lado, un saco lleno de maíz y, en el otro, uno de arena, contestó el beduino. Sería mejor repartir el maíz entre los dos sacos para equilibrar la carga, observó el hombre.
Tienes razón. Que listo eres. Sube a mi camello. Ven. El hombre subió al camello y el beduino, intrigado, le preguntó quién era. Un hombre tan inteligente como tú tiene que ser un sultán o un visir. No soy nadie, le contestó el desconocido. ¿Eres comerciante? ¿Eres rico?, insistió el dueño del camello.
No soy comerciante ni tengo nada. Y entonces, el beduino le gritó: Si no eres nadie, baja de mi camello y vete de aquí. Y el pobre hombre así lo hizo, alejándose de él sin mirar atrás.
Esta historia nos enseña que, a veces, no valoramos a las personas por lo que son, sino por su posición económica y social.